🍭Capítulo único🍭

1.1K 114 522
                                    

Ishimaru dejó aparte aquel libro que leía antes de dormir y apagó la luz de la lámpara que tenía a su lado, en la mesita de noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ishimaru dejó aparte aquel libro que leía antes de dormir y apagó la luz de la lámpara que tenía a su lado, en la mesita de noche.

El pequeño monitor fue cerrando sus ojos, ya que estos le pesaban, hasta caer dormido.

Pero, justamente cuando sus ojos se cerraban era donde surgía la magia.

Siempre, pero absolutamente siempre, tenía algún sueño, y recordaba cada uno de ellos a la perfección.

¿Que le aportaría esta vez su imaginativa mente? Hasta el propio Kiyotaka estaba emocionado por saberlo.

Ishimaru abrió los ojos, y apareció en medio de un gran valle, con un cielo azul y lleno de nubes que al parecer eran... ¿algodón de azúcar?

Se acercó a uno de los árboles que tenía cerca, algo confundido, y tocó su tronco. Como esperaba, era de chocolate.

≪¿Pero qué...? esto es muy extraño≫ pensaba el azabache, frunciendo el ceño.

Era la primera vez que soñaba algo tan cursi como aquello, pero aún así decidió pasear por aquel valle totalmente desierto, ya que la curiosidad pudo con él.

Estuvo un buen rato caminando sin rumbo por aquel gran valle, lleno de vegetación caramelizada.

Hasta que, a lo lejos, vio una figura que al parecer era humana.

Empezó a correr para poder ver mejor de que se trataba. Y se paró en seco cuando estuvo a una distancia en la que lo podía ver bien.

Era un chico alto y grande, que estaba sentado en una roca de gominola.

La única ropa que tenía era un pantalón, que parecía estar hecho de caramelo derretido.

Su corta melena ondeaba por el viento, que le pegaba de cara, y el chico de piel morena sonreía, disfrutando la corriente de aire que aterrizaba en su rostro.

Su pelo era peculiar: tenía un gran tupé que llevaban los típicos moteros de los ochenta en Japón. Pero aquel interesante tupé parecía estar hecho de algodón de azúcar.

Su cuerpo robusto y fuerte resaltaba entre todas las cualidades de este. Tenía un extenso pecho, y unos marcados abdominales; aunque por supuesto no faltaban sus grandes brazos. Que parecían que te podían derrumbar en un santiamén.

El peli-negro quería reaccionar, pero ni siquiera se podía mover. Aquel chico era su actual centro de atención, y no podía dejar de analizarlo.

El chico del tupé giró su cabeza de repente y sus ojos se encontraron.

El oji-lila, que eran de ese color los ojos del desconocido, gritó:

—¡¡Oye!! ¡¿Que estás mirando!? —Lo dijo con un tono despectivo, que hizo retroceder un paso a Ishimaru. Realmente le había asustado...

🍬❦𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮 𝙠𝙞𝙨𝙨𝙚𝙨❦🍬    [Ishimondo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora