Todo empezó a los 6 años, mamá y papá como de costumbre habían salido a una de sus fiestas de negocios el viernes por la noche, y yo me había quedado con La Sra. Alice, mi niñera-una mujer canosa de 58 años, con un marcado gusto por ponerse largos vestidos holgados con mocasines- y como también era de costumbre, se había quedado dormida después de llorar un rato en un Rincón al lado de la chimenea donde ella creía que yo no podía verla, nunca pregunté por qué, siempre me dije que ella preferiría creer que yo no me daba cuenta.
Generalmente aquello no me molestaba, estaba acostumbrada a la misma rutina todos los fines de semana.Pero esa noche todo fue diferente.El miedo y el asombro golpearon en mí como una fuerte brisa de invierno.Esa noche marcó mi vida.Lo que comenzó con una simple tormenta se tornó en mi pesadilla constante estos últimos años.
Ahora tengo 18 y estoy decidida a no dejar que eso me afecte, sean cual sean las consecuencias.