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Ya eran pasadas las cinco de la mañana, pero Sicheng aún estaba sentado en la entrada de su casa llorando, siquiera se despido de Lucas cuando este lo dejó en su casa luego de aquella aburrida fiesta a la cual se vio obligado a ir a petición de su mejor amigo. ¿Fiesta de solteros? ¿acaso era una broma? Hasta parecía que todos se divertían con su pena, con su tristeza. Mientras ellos festejaban el nacimiento de un nuevo amor, una nueva primavera llena de pasión y aventura, él se hundía en la agonía que poco a poco oscurecía su noble corazón.

A penas puso un pie en su departamento tiro sus llaves contra la pared y comenzó a llorar, lloró todo aquello que se aguanto en la fiesta, lágrimas abandonaban sus ojos por cada beso, cada sonrisa, por cada mirada que aquel radiante japonés le dedicaba al pequeño hermano de Lee Taeyong. Claro que allí se mostró fuerte, confiado, lleno de orgullo hasta el final como si poco importase que aquella pareja estuviera casi comiéndose frente a él, pareciendo que lo hicieran con el solo hecho de provocar al pobre chino que tan sólo quería que la tierra lo tragasé y así evitar ser víctima de tal tortura, por que sí, era una tortura.

Su cuerpo cayó con fuerza al frío suelo de mármol y golpeó su cabeza contra la puerta, quería sacar aquellos recuerdos que tenía junto a él, quería dejar de amar a Nakamoto Yuta, quería odiarlo por lo que le hizo. Pero jamás podría hacerlo y eso era lo que más lo enojaba.

Lágrimas furiosas fueron limpiadas con la manga de su saco negro dejando un leve sonrojo a causa de aquel duro roce entre la tela y su piel pero poco le importaba, nada importaba. Apenas había pasado un mes de su ruptura con el japonés y este ya tenía una invitación de boda con su nombre escrito la cual todavía estaba en el suelo, justo a su lado.

—¿Por qué eres tan cínico?— sé preguntó, ¿con qué motivo lo invitaría a su boda luego del daño que le provocó? ¿acaso le gustaba ver cuanto lo lastimaba aquello? ¿o simplemente quería dejarle en claro que ya no lo quería? Lo que sea que fuera, no era algo digno de él, su Yuta nunca lo lastimaba.

Pero ya no era su Yuta.

Ese pensamiento fue suficiente para que sus ojos volvieran a desbordarse, el mismo llanto le provocaba espasmos a tal punto que no podía parar ni aunque así lo quisiese, ¿en serio era tan estúpido? Vaya que sí.

Como pudo se levantó del suelo e intento caminar hasta su cuarto para así al menos dormir unas horas antes de ir a trabajar, después de todo aún tenía una vida que continuar, una imagen que respetar. Abrió la puerta de su cuarto y se quitó su saco para dejarlo sobre su escritorio e hizo lo mismo con su corbata y su chaleco, también se quitó sus zapatos y sus pantalones quedando solamente en boxers para ir así a calentar el agua de la bañera. Colocó su playlist favorita y se hundió en ella deseando disolverse en su propia esencia mientras aquella canción cargada de sentimiento hacia bucle en el cuarto.

I think you broke my heart again
Please don't leave and take my hand. Su voz hacia eco junto a la del artista y nunca se sintió tan identificado con una simple canción.

Drowning inside these holes of fear
Take my hand and stay with me my dear.  Continuó cantando mientras el shampoo se deslizaba en sus manos hasta llegar a su cabello creando espuma conforme más lo masajeaba, el jabón que momentos antes había echado en el agua ahora también se había transformado en burbujas creando un ambiente tranquilo para Winwin, al menos ya no tenía tantas ganas de salir de su casa y golpear al primer idiota que se le cruzara. La canción término, y con ella el baño. Sicheng salió de la tina, quitó el tapón  y tomó una toalla para secarse apenas y envolverla en su cintura. Ya era hora de descansar.

Quiso evitar abrir el closet por que aún se encontraban cosas de su ex en el y no quería arruinar la tranquilidad que ahora sentía, así que tomo unos boxers nuevos de su cajonera y se echó a dormir sin siquiera cubrirse con una manta. Hacía frío y probablemente al día siguiente se encuentre enfermo pero todo allí, a pesar de haber pasado tanto aún tenía mucho de Yuta, sus sábanas aún olían a él, su ropa, sus perfumes, todo, y es que Sicheng aún no lo puede dejar ir.



O al menos eso pensaba.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2021 ⏰

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