Te extrañé

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Narra Samuel

Estábamos de visita en casa de Willy y Cristina, mi novia y yo habíamos venido a conocer a  María, ya habíamos visto un par de fotos de ella pero moría de ganas por verla en persona. Al parecer por toda el problema que se estaba viviendo globalmente no podíamos verla en un lugar público, además de que si la gente nos reconocía no podríamos disfrutar estar entre amigos, y pondríamos en peligro a la bebé.  Además Silvia había estado de viaje y apenas había vuelto; y obviamente quería ver al bebé de su amiga. Cuando llegamos Cristi nos abrió la puerta, claramente se veía agotada, tenía unos círculos enormes abajo de los ojos y se veía que no había podido tener un momento de tranquilidad desde que llegó la nena.

—¡Cristi!— gritó con entusiasmo Silvia, y se lanzó a abrazarla.

Entre gritillos, risas y abrazos, no entendí mucho de lo que decían, solo que se extrañaron mucho y estaban muy felices de verse. Ya cuando finalmente se separaron me pude acercar y darle un beso en la mejilla y un abrazo a Cristina.

—¡Samu! Que gusto verles. Ya nos hacía falta una visita de nuestros amigos— dijo con una sonrisa en los labios

—Igual es un gustazo verte. ¿Dónde está Willy? — pregunté al no verlo en la puerta.

Su sonrisa se hizo un tanto más pequeña, y me respondió.

—Ah, claro. Guille está con la bebé en la habitación, le estaba cambiando el pañal. En un momento bajan— forzó de nuevo la sonrisa. —Pero pasen, pasen. No se quede ahí parados, están en su casa.

Tomé a Silvia de la mano y entramos a su encantadora casa. Dejamos los abrigos en el armario y nos fuimos a sentar al salón los tres juntos. Al sentarnos las dos chicas siguieron hablando de un montón de cosas que no lograba comprender; que si la ropa de tal tienda, que si el tutorial de aquella chavala, que si la bolsa, el maquillaje, los viajes. Mientras tanto yo solo las observaba callado, asintiendo y sonriendo de vez en cuando, pero con un montón de pensamientos rondando por mi cabeza. Llevaba meses sin ver a Willy, y la última vez que nos vimos claramente había habido cierta tensión.

Claro, aunque hace años no estábamos juntos, olvidar a tu primer amor no es fácil, mucho menos con todo lo que vivimos juntos. Aún no podía aceptar que él ya tuviera una familia propia, aún hay veces en las que despierto y espero encontrarlo junto a mi. Los dos nos seguimos amando, tal vez de una manera mucho más fraternal y amistosa, pero sigue habiendo mucho amor entre nosotros.

Estuvieron hablando tranquilamente unos minutos más, hasta que Silvia preguntó algo.

—¿Y que tal todo con Guille?

La sonrisa de Cristi de nuevo desapareció levemente, titubeó un poco y quiso pasar a otro tema, pero justo en ese momento Willy venía llegando con la pequeña María.

—¡Hombre, Vegetta!— dijo efusivamente mientras me dedicaba una sonrisa gigante.

Cuando lo vi, sentí mi corazón latir un poco más rápido, verlo ahí parado con la nena en brazos, barba de varios días y con esas ojeras, añoré por un segundo que ella también fuera mi hija y solo estuviéramos él y yo. Le dio a la pequeña bebé a Cristina y se dirigió a abrazarme. Yo me levanté del sofá y lo abracé. No podía dejar de sonreír, y sentía como mi corazón se aceleraba.

—¡Hombre, compañero!— le regresé el saludo.

Cuando nos dejamos de abrazar nuestras miradas se juntaron, los dos estábamos sonriendo de oreja a oreja, y ganas no me faltaron para lanzarme a sus labios, pero nuestro momento fue interrumpido por un pequeño grito agudo.

—¡Ay, pero que mona!— exclamó Silvia, mientras se acercaba a cargar a María. —Pero si tiene toda la cara de su mamá. ¡Es hermosísima!

Cristina sonrió de nuevo y comenzó a hablar de cosas de bebé con Silvia, se veían muy emocionadas.

Una vez más... (WIgetta Fanfic [+18])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora