cap 1

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—¡Hija esta nota que sacaste es estupenda! un A+ mi niña es toda una genio —dijo contenta y llena de orgullo.

—Lloro sin mirarla a los ojos para intentar ocultarlo.

—Hija perdón, no quería herirte.

—No te preocupes mamá me encanta verte feliz, aunque eso signifique sentir dolor.

Una niña con apenas 10 años tiene que preocuparse cuando saca buenas notas algo que para muchos resultaría extraño, pero para ella no. Cuando sus padres se sentían orgullosos cosa que pasaba muy a menudo estaban tan felices que olvidaban lo que le causaba esa felicidad a su pequeña, esa niña de 10 años lloraba cada vez que la felicitaban por su nota o cuando hacia reír, algo muy doloroso para una niña tan graciosa y alegre como lo es Elizabeth.

En su cumpleaños número 12 sus padres le hicieron una fiesta sorpresa y a pesar de ser algo muy bonito nuestra pequeña niña maldita no pudo evitar sentir dolor y llorar a pesar de estar alegre y contenta. Las madres de sus compañeros no lograban entender la actitud que tenía, pero al ver a sus padres tan tranquilos no le pusieron mucha atención.

—Felicidades, Eli esto es para ti —dijo una de sus compañeras regalándole un osito muy bonito.

Ella no pudo controlarse y sonrió mostrando su felicidad, por un momento se olvidó de lo que causaba su sonrisa y la otra niña sintió dolor hasta llorar.

—¡Perdón mamá, perdón! —dijo entre lágrimas mientras se alejaba.

Elizabeth corrió lejos de lo que pudiera alegrarla y entró a la casa que le queda al frente, abrió una de las ventanas por detrás de la casa y se sentó en un rincón comenzando a llorar.

—¿Quién eres tú? ¿y cómo entraste?

—Siempre está abierta, pensé que aún no tenía dueño.

—Ya tiene, mi familia se muda hoy y, por cierto, mi nombre es Alexis.

—Hola —sollozando con tristeza -—si quieres me voy ya que ahora es tu casa.

—No te vayas, estás triste y perdón que te lo diga, no sé por qué, pero no me siento mal tus lagrimas me hacen sentir bien y sé que suena muy cruel.

—¿Qué edad tienes Alex?

—15 ¿y tú?

—12, Hoy es mi cumpleaños.

—Entonces la bella fiesta de al frente es para ti y tu aquí llorando.

Elizabeth le explicó todo sobre su maldición y a pesar de que al principio él no le creyó nada, si le daba sentido a lo que le hacía sentir el verla llorar. Quería calmarla, pero no le daba tristeza verla tan triste, le provocaba paz y tranquilidad como si se tratara de una sonrisa y no de tristes lagrimas cayendo de su rostro.

—¿Desde cuándo te pasa eso?

—Desde mi nacimiento, es algo que me ha atormentado mi vida entera.

Después de hablar hasta borrar sus lágrimas la pequeña Eli se quedó dormida entre los brazos de un nuevo amigo que sin esperarlo llegó para ayudarla a sobrellevar todo el caos que la rodea y la hace sentir tan mal. Es la única persona que le pide o más bien le suplica por una sonrisa, no le importa el dolor que su amiga le provoca con tal de verla feliz; sin importar el número de lágrimas su sonrisa vale más.

Cada noche en que tenía pesadillas Eli cruzaba sin importar la hora y abría la ventana de la habitación de Alex, el lugar donde se conocieron y donde pasan muchas noches durmiendo juntos desde aquella vez...

Desperté de golpe, un poco sudada y con lágrimas en mis ojos, tuve una horrible pesadilla donde mis propios padres me amarraban y me torturaban para hacerme llorar y recibir un poco de toda la felicidad que les había robado con cada sonrisa de mi parte.

No podía ni hablar y tenía miedo de buscarlos, sé que no fue real, pero el miedo no se va y así como estoy los haré sentir bien y no ayudaría eso con mi miedo. Pensé en el único lugar que podría hacerme sentir segura, los brazos de Alex.

Salí de mi cuarto por la ventana cerrando la muy despacio, crucé la calle y entré al jardín de su casa para dirigirme al lugar donde nos conocimos que ahora es su habitación. Intenté abrirla, pero estaba cerrada, me pegué a la ventana y vi a Alex dormir, quería llamarlo, pero seguía asustada y no podía hablar, lo único que se me ocurrió fue lanzarle piedritas como en las películas y esperar que no despertara molesto.

Mi plan resultó y un muy confundido Alex me abrió la ventana y me ayudó a pasar. Me observó y por su cara supe al instante que se sentía bien y no le gustaba, sabía que solo significaba que me sentía mal.

—¿Qué tienes? es muy tarde, ¿qué te pasó?

Lo miré sin poder hablar, solo mostraba el miedo en mi cara y la tristeza en mis lágrimas. Cerró la puerta y me llevó hasta su cama, me abrigó con sus sabanas y me abrazó muy fuerte diciéndome al oído.

—Cada vez que te sientas mal puedes venir a mis brazos sin importar la hora, dejaré la ventana abierta para ti y un espacio en mi cama.

Sentí como me sonrojaba y empezaba a sentir algo extraño, como si un montón de luciérnagas volaran en mi estómago.

—Me duele un poco, supongo que significa que te hice sentir mejor, descansa princesa.

—Descansa —dije en un respiro antes de quedar profundamente dormida.













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⏰ Última actualización: Jun 02, 2021 ⏰

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