Quise dejarte ir

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Hacía un sol radiante, a pesar de que la previsión del tiempo auguraba lluvia, pero aun así decidí meter el paraguas en la mochila por si acaso. Tras asegurarme de que llevaba todo, y de echar un último vistazo al piso para comprobar que había apagado las luces cerré la puerta con llave y salí.

Había quedado con Miriam. Últimamente no nos habíamos visto nada, ya que entre que yo tenía ensayos y grabaciones en el estudio y salía muy tarde, y ella estaba muy liada con su música no teníamos casi tiempo. Antes solíamos quedar más, pero estas últimas semanas no hubo forma.

Al llegar a su casa llamé a su piso y me abrió sin ni siquiera preguntar quién era. Cuando me metí al ascensor sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, como si algo malo fuese a pasar. La puerta estaba abierta y al entrar vi una luz proveniente de la cocina y un olor agradable a boloñesa por todo el pasillo.

Cuando me vio sonrió un poco y me dijo un simple hola.

- Pero bueno, casi tres semanas sin vernos y solo me dice "hola" – dije yo abrazándola con efusividad.

Ella simplemente puso sus brazos alrededor mío. No era uno de esos abrazos suyos que te rompen tres costillas y te aplastan los pulmones, pero en ese momento no me atreví a preguntar que le pasaba.

Me lavé las manos y me puse a ayudarla con la cena. No quedaba mucho por hacer así que me empecé a llenar el lavavajillas con las cosas que había sucias y a poner la mesa.

Durante la cena comenzamos una pequeña conversación, pero parecía más una de esas conversaciones de cortesía cuando te encuentras con una vecina en el portal que una conversación entre dos amigas que hacía semanas que no se veían. Hablamos un poco sobre lo que habíamos hecho estas semanas, nuestros trabajos, los ensayos, pero poco más

- Oye, ¿pasa algo? – le pregunté al acabar de comer.

- Podemos hablar en serio un momento. - dijo suspirando - Mira, no quiero que te siente mal ni nada, pero creo que deberíamos dejar quedar.

- ¿Cómo?- pregunte un poco confundida

- No es por ti ni nada de eso, pero creo que no pegamos. Ósea, me caes bien, pero creo que no somos tan compatibles para ser amigas. No sé si me explico...

Me quede en blanco, y no supe cómo reaccionar. La tarde había sido un poco tensa, pero esto no me lo esperaba. Es cierto que esas últimas semanas habíamos estado más distantes, pero creía que era por nuestros trabajos. Antes quedábamos casi todas las tardes y estábamos todo el tiempo hablando por teléfono. En el año que la llevo conociendo se había convertido en una de las personas más importantes de mi vida. Incluso llegue a dudar si me gustaba más que como amiga, pero ahora eso se había hundido.

- ¿En serio? ¿Cómo si fuésemos crías de 5 años? Un "ya no quiero ser amiga tuya" y alé...

Empecé a notar como se me empañaban los ojos.

- De verdad que no es nada tuyo, es que no veo que seamos tan amigas ni nada, no tenemos tantas cosas en común que hacer juntas y...

- No te preocupes, lo entiendo. Bueno, no, no lo entiendo. No sé de dónde narices ha salido toda esta mierda, pero bueno. Creo que me voy a ir yendo...- dije cabreada intentando huir de la situación.

No entendía nada. ¿Cómo que no teníamos nada en común? ¿Me había hecho demasiadas ilusiones durante los meses que creía que habíamos sido tan amigas? Es verdad que éramos muy diferentes, pero siempre me había parecido que nos complementábamos muy bien.

Cogí el plato y lo llevé a la cocina, casi tirándolo a la encimera, y después cogí mi bolso y mi abrigo de la entrada y salí del piso. Miriam estuvo todo el rato detrás de mí, y hasta me pareció que unas lágrimas se le escapaban a ella también, pero no me paré a verlo, y cerré la puerta antes de salir corriendo a coger el ascensor.

Quise dejarte ir / One shot / Miriam2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora