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Te invité a comer.

No sé en que momento dejé el plato para fijarme en tus ojos y las pequeñas pecas casi invisibles que adornaban tu piel.

Eras hermosa pura e inocente y yo un demonio despiadado lleno de oscuridad.

Por eso fue que nunca coincidimos.

Tú eras luz y yo tinieblas.

Cartas a Sally [1] | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora