Capítulo 1.

0 0 0
                                    

-¿Señorita Vilar?

Levanté la cabeza cuando El Profesor Alberdi nombró mi apellido. Estaba esperando a que le diera una respuesta, pero yo no la sabia. No la sabia porque no he puesto atención.

-¿Le gustaría responder, señorita Vilar? La estamos esperando.

Abrí la boca para preguntar cuál era la pregunta, (valga la redundancia) pero en el momento en que lo haría me ignoro por completo y siguió dando su clase.

-Muy bien, sigamos-. Y antes de volverse al pizarron me miro por encima de su hombro-. Una cosa señorita Vilar, ponga más atención a la otra.

Dije que sí con la cabeza, y luego baje la mirada a mi libreta aún blanca, sin apuntes ni nada.

Sonó el timbre para avisarnos que es hora de salir a nuestro último descanso.

Cuando pase junto al escritorio de El Profesor me miro de mala manera, como si hubiese hecho algo malo a él o a su clase. No hice nada malo, salvo a no contestar a una pregunta.

Pasé por su lado bajando la cabeza y apretando con más fuerza a mi libros que estaban pegados a mi pecho. Salí rápidamente del salón sintiendo la mirada de él en mi espalda.

Esto resultaba realmente intimidatorio.

Cuando llegue a mí taquilla, deje mis libros que ya no ocuparía y volví a meter los mismos de la última clase, pues los ocuparía las últimas dos clases. Los metí a mi mochila y me fui directo a la cafetería.

Cuando llegue ahí, solo pedí un jugo de naranja con un sándwich de pollo sin mayonesa.

Tomé mi pedido y salí afuera al patio, me acerque a un pequeño árbol y me senté, recostandome en él.

Así era todos los días de clase: tomar clase, ir a por el almuerzo, setarme en el mismo árbol de siempre y estar sola, sin 'amigos' en la universidad.

Todo mundo piensa que soy rara y que por eso no tengo amigos. Bueno sí tengo pero prefiero estar sola.

Solo tuve un mejor amigo, pero murió en un accidente y después de él me aleje de la 'sociedad' quería y quiero estar sola. No me hacen falta más 'amigos' que según dicen ser. Bastante tengo conmigo y a mi única amiga.

Mientras comía mi almuerzo, miraba detenidamente a las personas que jugaba o reían, a unas se les veía feliz y a otras triste.

Después de observar lo que había a mi alrededor, saque una pequeña libreta de hojas lisas y un lápiz para dibujar, y empeze a dibujar a un chavo que estaba a unos cuentos metros de mí.

Estaba sentado con una pierna colgando y la otra la tenia doblada contra su pecho, y posaba su mano sobre su rodilla. Fue la única persona que vi que me llamo la atención dibujar su grande perfil.

Mientras terminaba de dibujarle las piernas, unas chavas pasaron por mi lado tirandome basura, las mire como se alejaban, riéndose de mi por tal humillación que me acababan de hacer.

Putas!" pensé.

Cuando volví mi atención al chavo, este ya no estaba, se había encontrado con una de las chavas que paso cerca de mí.

Al no poder terminar mi dibujo, guarde mis cosas y me adentre a la universidad.

Justo cuando iba entrando, me quede parada unos segundos en las escaleras. Sentía que alguien me observaba, miré por todos lados pero no encontré al alguien quien lo hiciera.

El timbre sonó de nuevo avisandonos que era hora de retomar las clases

Cuando entre al salón me volví a encontrar a ' mi querido' Profesor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 14, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Profesor Alberdi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora