Prólogo

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"Cuidado con lo que deseas"

¿Alguna vez has deseado algo con todas las fuerzas de tu corazón?

Como aquella vez que encontraste a tu novio besándose con tu mayor enemiga y deseaste que algo muy malo le pasara a ella, por querer bajártelo y, días después, un vaso de helado de vainilla le cayó encima a su hermoso vestido Derek Lam, de un blanco impecable, haciéndola quedar en ridículo ante sus amigas y tú no pudiste evitar dejar de reír por varios días, pensando que esa tipa se lo tenía más que merecido.

O cuando tú y tu mejor amiga fueron de compras a Saks, para renovar su guardarropa y, entonces, tus ojos vieron un hermoso vestido Elizabeth and James y te acertaste para verlo mejor y cuando viste la etiqueta no pudiste creer el precio y casi te da un ataque por la emoción, ya que era una ganga; y decidiste probartelo para ver si te quedaba y tu cara se iluminó al ver que era exactamente de tu talla. Era como si fuera hecho para ti. Pero la mejor parte vino cuando tu novio dijo que te veías tan sexy con el, y a ti casi te da un infarto ya que varias chicas se te quedaron viendo con envidia. Perras.

O en aquella ocasión en que tenías que estudiar pilas y pilas de libros, para los exámenes finales de Lengua Inglesa y Física Cuántica, que a los genios de tus maestros se les ocurrió ponerte y casi lloraste porque tendrías que pasarte todo tu fin de semana atada a los apuntes de clase, como si no tuvieras una vida social a la cual atender. Y deseaste que se desatara una tormenta de nieve, para que así no pudieras presentar tus exámenes para los cuales no habías estudiado-y no pensabas estudiar-y lo más probable era que reprobarías y perdieras el año.

Y a la mañana siguiente, cuando te despertaste y abriste tus lindos ojos azul hielo, levantándote de la cama, fuiste de puntillas hasta la ventana de cristal y... ¡OH SORPRESA! Pequeños copos de nieve caían del cielo, cubriendo la calle y el césped de enfrente de tu hermosa casa de estilo victoriano, con un perfecto manto blanco; y brincaste de alegría porque el universo te había escuchado.

¿Pero qué crees? Debes tener cuidado con lo que deseas, ya que: NO SIEMPRE ES BUENO QUE TUS DESEOS SE CUMPLAN...

Era la tarde de un caluroso viernes. La lluvia de la tarde había ocasionado que se formaran charcos en el asfalto, con diversas formas. El cielo era de un anaranjado con escasas nubes que parecían estar pérdidas y el horizonte se unía perfectamente en una franja muy delgada con la tierra. Varios chicos de la escuela elemental se divertían como enanos, saltando en el agua sucia y salpicándose entre sí. Otros tantos montaban sus patinetas y bicicletas, haciendolas rodar calle abajo. Dos chicos del Instituto Santa Fe se dirigieron a la alberca pública de la ciudad. Perros ladraban a sus dueños y autos de lujo pasaban de un lado a otro, como si tuvieran que llegar a un lugar muy importante. Todo parecía tan perfecto. Tan irreal. Tan...falso.

Samantha Thompson caminaba muy deprisa calle abajo para llegar a su destino. El aire hacía que su sexy cabello castaño rojizo volara de un lado a otro. Ella se lo acomodó tras la oreja y continuó andando a paso apresurado, con rumbo a la casa de Alexis, una de sus mejores amigas para toda la vida. Alexis las había citado a todas, ya que, según ella, tenía algo muy importante que decirles y que no podía esperar. Los pensamientos de Samantha no habían dejado de viajar a través de sus neuronas durante todo el día, pensando en que era eso tan importante que Alexis tenía que decirles.

Últimamente Alex se había estado comportando de una forma muy extraña. De una manera muy poco usual en ella. Tal vez eran imaginaciones de Samantha, pero definitivamente, había algo que su mejor amiga les había estado ocultando durante los últimos meses.

"Necesito hablar con ustedes. Hay algo que tengo que decirles ", había texteado Alexis.

Y cuando Alex decía algo como eso, en verdad, algo debía de andar mal.

Delicious (PLL FANFIC NOVEL 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora