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El lobo de Mew estaba molesto, demasiado para el gusto del pelinegro. Esos malditos anuncios emergentes no dejaban de llegarle justo cuando estaba a media partida con su hermano. El juego que había descargado era increíble, pero los anuncios eran demasiado tediosos, y para colmo, siempre se trataban de aplicaciones para conocer personas desesperadas sexualesmente.

¡Él no era un maldito pervertido, joder!

— ¿Qué sucede, zorrito? — preguntó Earth. De estar de buen humor, Mew le habría reñido por el mote infantil, pero en ése momento no tenía animos para nada.

— Es ése maldito anuncio otra vez — contestó, furioso —. He perdido una partida contra Mix, porque accidentalmente accedi al link y me ha sacado del juego y me envió a la store para descargar la aplicación para gente pervertida.

Earth blanqueó los ojos.

— Sólo es una partida, Mew. No pasa nada si pierdes una — aseguró el mayor de los hermanos.

—... Habíamos apostado dos entradas al estadio, y ahora yo tendré que gastarme mis ahorros del mes para que tu jodido novio te lleve a ver a el partido éste sábado — gruñó con hastío. Earth quería romper a carcajadas. Mew enfurruñado era una ternura.

— No tienes que comprarlas, zorrito — aseguró con una media sonrisa —. Yo compraré las entradas y le diras a Mix que las compraste tú. No tiene porque enterarse que has hecho trampa. Será un secreto de hermanos.

Mew negó vehemente, aún acurrucado sobre el enorme colchón de su cama de agua. Su padre le había enseñado a ser una persona legal y pagar sus deudas. Si él había perdido, él tendría que comprar las entradas, por mucho que eso le torciera las tripas.

— Eres un hermano genial, Earth, pero no puedo aceptarlo.

El zorro mayor enarcó las cejas.

— ¿Por qué no? Eres mi hermanito, y yo sol..

— ¡No!

— Mew...

— Earth...

Ambos rieron ante lo infantil de la situación.

— Déjame pagarlas, te prometo no decirle nada a Mix aunque me chantajeé con sexo — insistió el mayor.

Mew arrugó el entrecejo al imaginarse una escena de Mix ofreciéndole descaradamente sexo a su hermano para sacarle información. Al parecer, y por boca del mismo Mix, esa estrategia era infalible.

«Asqueroso», pensó.

— No y no — volvió a negar el zorro menor.

Earth bufó y se fue murmurando cosas ininteligibles para Mew. Seguramente frustrado por la necedad del zorrito.

Mew tomó el teléfono y fue directo al juego para desinstalarlo, pero antes de poder acceder se topó con uno de esos anuncios que tanto le molestaban y por error dió click en descargar aplicación, llevándolo automáticamente a la tienda virtual de su teléfono.

(•••)

— ¡Oprime aceptar y queda hecho! — le gritó Earth emocionado, pero Mew aún estaba reticente con respecto al tema de conocer personas por medio de aplicaciones.

Sassy bitch ➻ Mewgulf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora