Las sorpresas del destino

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Hinata acarició de nuevo su abultado vientre y sonrió, sintiéndose en paz consigo misma durante un instante. Es verdad que es destino te podia sopreder, si alguien le hubiera dicho que terminaría casada con Rock Lee no se le hubiese creído pero  ahora no podía estar mas feliz de haber aceptado salir cuando Lee le pidió una cita en aquella misión que cambio su vida.

Ahora estaba esperando un hijo, un hijo de ella y Lee no podia estar mas feliz. 

Se sentó en la mesa, con una taza de leche caliente entre sus pequeñas manos, ésta era verde, con es eslogan pitado de "La llama de la juventud sauper cualquier obstáculo…típico de Lee. Sonrió de nuevo, sonrojándose levemente sin entender muy bien por qué. El apartamento donde residía ahora no era muy grande, ni una décima parte de lo que lo era la mansión Hyuuga, pero ella no podía ser más feliz. Recordó la noticia que Tsunade  le había dado ese día, sin saber muy bien si Lee la aceptaría de buen grado.

En ese momento, el sonido de la puerta al abrirse la sacó de sus pensamientos, abrió los ojos al máximo, sintiendo el miedo atenazar su garganta, ¿cómo iba a decírselo? ¿y si a él le parecía demasiado? ¡Mierda! No podía, no sería capaz, se desmayaría antes, ella no era lo suficientemente fuerte como para soportar el rechazo en los ojos de él…

-¡Hinata..mi sol!—Gritó Lee, cerrando la puerta y acercándose a ella con paso rápido para tomarla la mano y tirar de ella, haciéndola levantarse.-¡Te he echado de menos, apresure todas las llamas de la juventud para poder estar contigo y el bebe!

Sin darle tiempo a responder, besó los labios de la Hyuuga, un suave roce, lo justo para que ella se diera cuenta de que a él no le importaría lo que había ocurrido.

-¿Qué te ha dicho Tsunade-sama? ¿Va bien el embaraso? Perdón por no llegar a tiempo no di todo de mi pero la proxima sera mas rápido que la llama de la juventud y no notaras que me fui

-Sí, etto…Lee…yo…-Se sonrojó, desvió la mirada y jugueteó con sus dedos de forma nerviosa. Finalmente, susurró.—Son…s-son dos…

-¿Dos?—Inquirió la bestia verde de KonohaApodo que heredo de su maestro.

-S-Son dos bebés…-Explicó Hinata suavemente.

-Dos.—Repitió Lee, con los ojos tan abiertos que podrían salirse de las órbitas .

Ella asintió tímidamente con la cabeza, aún roja.

-¡Dos, !—Chilló  Lee, tomándola en brazos y dando un par de vueltas con ella.-¡Voy a tener dos bebés!

Hinata no pudo evitar soltar una risita.

-¡Será fantástico, Hinta, me has hecho el hombre más feliz del mundo!—Chilló Lee emocionado.

Ella se rió suavemente y se aferró al cuello de su, ahora, esposo. Lee alcanzó a escuchar el susurro de Hinata en su oído justo a la vez que se fijaba en la tarta de chocolate sobre la mesa.

-Feliz San Valentín, Lee-kun.

Las Sorpresas Que Nos Brinda El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora