Prólogo

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Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Doce, trece, catorce y quince mil 

La mujer frente a ella volvió a confirmar la cantidad de su depósito. La vio conforme, para después proceder a formar su factura y despedirla del lugar con un  amable -gracias por venir-. Tenía más que claro que era sólo pura cortesía debido a su trabajo, pero igual le pareció una persona agradable.

De inmediato, abandonó el banco y pocos minutos después recibió un mensaje a su teléfono celular. Era de Neji, su primo. Para ella siempre era sorprendente la puntualidad con la que el castaño solía reportar las cosas.

"Ya recibí el dinero, nos alcanzará para un mes más. Trate de cuidarse, espero volver a verle pronto. Te quiere, Neji"

Leyó con una sonrisa por la forma en la que se preocupaba por ella aún cuando él también tenía que lidiar con una situación similar. Pero quién lo culpaba, sólo se tenían el uno al otro desde aquel fatídico día donde todo lo habían perdido. Fue muy difícil llegar hasta donde estaban, pero poco a poco, esperaba que las cosas mejoraran. Respondió a su mensaje y se apresuró a tomar el autobús hasta su pequeño departamento, el cual quedaba lejos de los grandes edificios de imponentes fachadas y las lujosas estructuras del centro de la ciudad.

Era un complejo viejo y algo desgastado, aunque contaba con los servicios básicos para variar. Ese había sido el único lugar al que se había podido permitir ingresar, pues su sueldo no alcanzaba para más, y menos con las deudas que tenían que pagar. Había tenido que migrar desde lo que quedaba de su hogar hasta la ciudad luego de haber terminado sus estudios, los cuales habían sido pagados por Neji, quien había abandonado la universidad para trabajar. Así que ahora le tocaba a ella apoyarlo mientras se hacía cargo de su hermana Hanabi.

"Hanabi-chan" pensó melancólica al tiempo que llegaba hasta su parada, desde donde debía caminar dos cuadras hasta su edificio. No era un lugar tan inseguro como los demás, pero aún así iba con cuidado.

Trabajaba desde hace siete años para las grandes empresas Namikaze, un gran imperio que tenía alcance internacional. Había sido un golpe de suerte poder entrar ahí, ya que le había agradado al chico de las entrevistas. Tiempo después, se enteró que ese mismo chico rubio y entusiasta era nada más y nada menos que el hijo de dueño, Naruto Uzumaki. Había sido una gran sorpresa, y tres años más tarde lo habían ascendido como el presidente de la compañía, aunque su padre supervisaba sus movimientos algunas veces.

"Qué suerte tienen algunos" pensó cansada mientras giraba la llave en las puertas de su ahora hogar. 

Su jefe se había convertido en un gran magnate a la temprana edad de 26 años, una total hazaña a los ojos de los demás. Para ella sin embargo, era un recordatorio de que en el mundo las personas con privilegios siempre salían victoriosas. No quería ser malentendida, Naruto no era una mala persona y por eso daba gracias a Dios, él y su familia trataban a sus empleados con dignidad y cariño. Lo que era muy diferente con otros empresarios que había tenido la oportunidad de conocer, pues era la secretaria del vicepresidente empresarial.

Colocó todas sus pertenencias en su lugar y se despojó de sus zapatos antes de entrar por completo. Revisó la vieja nevera y sólo encontró queso, aderezo y algunas verduras. Encogiéndose de hombros, sacó todo junto al pan y lo colocó sobre la encimera, se haría un sandwich, tomaría un vaso de agua y después de limpiar se iría a dormir. Tenía mucho trabajo al día siguiente, pues estaría presente en una de las tantas reuniones importantes debido a la presencia de nuevos inversionistas. Su jefe había dicho que era una oportunidad de oro y querían al personal mejor capacitado.

"Al menos podré verlo de cerca" se consoló dándole un mordisco a su cena.

La verdad era que Hinata tenía un vago enamoramiento por el rubio ojos azules. Desde su entrada a la empresa, ella había sido cautivada por su manera tan despreocupada y sencilla de ser. Había tenido contacto con personas como él, pero ninguna la había tratado con tanta naturalidad, se sentía casi como en casa cuando pasaban alguna que otra palabra. Sabía de más que era misión imposible, pues sus mundos y realidades eran muy distintos, pero se valía soñar, no le hacía daño a nadie con eso.

"Claro, sólo te haces daño a ti misma. Niña tonta" casi pudo escuchar a Neji dentro de su cabeza diciéndole esas palabras. 

Resignada lavó los utensilios que había usado y colocó las cosas donde correspondía. Aflojó los botones de su camisa para después quitársela quedando en una fina blusa de tirantes. A continuación tomó todo lo necesario para limpiar su departamento, tomar una ducha, dormir plácidamente y volver en la mañana a su monótona rutina.

Sin sospechar que a la mañana siguiente, diversos sucesos harían que su aburrida vida diera un vuelco cuando aquel hombre de mirada fría la pusiera patas arriba.

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Sí, sí. Se que tengo un chingo de historias por actualizar, pero esta idea surgió mientras comía pollito preparado por mi amá y debía plasmarla lo antes posible.

Además, la historia servirá para darle amor a las Sasuhina shippers :v
He utilizado este shipp para catapultar otros, haciendo que Sasuke sea cupido o utilizando su presencia como mero juego, pero ya no más XD.

Esto es para todas ustedes, un fic Sasuhina. Espero poder hacerlo bien y que sea de su agrado.
Felíz día a todxs (✿◠‿◠)

¿Qué quiere de mí, Sasuke-san?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora