Toda la vida he llevado un chaleco anti balas, saliendo de una vida y entrando en otra , jugando a mi merced , sin importarme a quien hería por el camino.
Siempre saliendo ileso, sin rasguños.
No dejaba que nadie entrara en mi, para protegerme.
Ha llegado el día donde me quité ese chaleco ,permití que todas esas balas entraran, no tenía miedo, confiaba en esas balas, las conocía a la perfección, pensé que no me dañarían ,que era inmune al dolor.
¿Por qué iba a ser distinto esta vez al resto?
Entonces lo entendí, siempre hay una primera vez, esa bala que te marca, esta vez me tocaba a mi, era lo justo.
Game over.
Quizás nunca fui tan especial o maravilloso como dijeron, solo fui un juego o un simple pasatiempos.
O eso me dieron a entender
Quizás yo nunca importé.
He estado tiempo guardándolo como algo malo o negativo, generándome ansiedad recordar ,queriendo evitar hablar de ello, como si me avergonzara ,hasta que decidí perdonarme y perdonar ,
guardarlo como se merece.
Ahora lo guardo desde la felicidad, con una sonrisa y con mucho cariño, como esa bala especial que fue, es y será siempre en mi vida.
¿Me volvería a sacar el chaleco?
Una y mil veces, la respuesta sería "si".
Ha sido la única capaz de generar esta montaña rusa de emociones en mi interior, me volvería a subir.
Mereció la pena cada impacto.
Bon voyage.
