Emperador Demonio y Rey Demonio

1.- Prologo

Japón, Fuyuki. 1994.

Era temprano en la mañana cuando salía el sol. Fuera de la ciudad de Fuyuki se encontraba una vieja casa de madera hecha en un estilo japonés más tradicional. El edificio en sí no era demasiado grande y no parecía estar en las mejores condiciones. A primera vista, parecía un lugar inhabitable, pero al mirar más de cerca, se podían notar pequeñas reparaciones que se hicieron en algunas partes para que al menos pudiera permanecer intacto y algo habitable, durante algún tiempo.

Sin embargo, la condición de la casa no le importaba a su dueño ni a su búsqueda.

Por dentro se parecía a cualquier otra casa japonesa. Tenía solo un piso y un pequeño cobertizo en la parte de atrás que actualmente estaba vacío. El único lugar que parecía inusual era una cocina hecha para alinearse con un estilo más occidental y actualmente estaba ocupada por dos personas.

Uno de ellos era un cocinero con camisa blanca y pantalón negro con delantal blanco. Un joven de cabello azabache y ojos violetas estaba sonriendo mientras terminaba de preparar el desayuno. Con solo una mirada, cualquiera podía ver que era extranjero. Cuando terminó de preparar la comida, se volvió hacia el otro ocupante de la habitación que lo miraba con hambre. Más precisamente en el objeto en sus manos, huevos fritos en un plato caliente.

"Buen provecho." Dijo el pelinegro mientras colocaba el plato sobre la mesa. Una sonrisa apareció en su rostro cuando vio cómo su invitado estaba comiendo sin importarle que él la mirara. "Veo que te gusta." El otro ocupante de la habitación dio otro mordisco antes de hablar.

"Odio la comida de sabor débil". su voz suena poderosa y sin embargo era suave y madura. Ella le dio otro mordisco antes de volver a mirarlo. "Siéntete orgulloso. No tenía nada como esto en mi tiempo, ahora veo que el mundo ha recorrido un largo camino desde mi muerte".

"En realidad no. Algunas cosas siguen igual. La gente, por ejemplo, nunca cambia". comentó su compañero que estaba bebiendo té que él mismo se preparaba. Sus ojos violetas la miraron divertidos. Además, todavía no has visto nada impresionante. Créeme. Dijo con una sonrisa mientras bebía de su taza.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro también.

"Oh, no se preocupe. Le creo, Maestro."

Unos días antes.

Los humanos son la especie más predecible de todos los seres vivos.

Hubo un tiempo en que vivían en cuevas, luchando y matando a otros humanos por las cosas más pequeñas. A medida que pasaba el tiempo y avanzaba la tecnología, los humanos seguían igual. Claro, podrían pensar que cambiaron, se volvieron más civilizados y se olvidaron de las viejas costumbres bárbaras, pero es una mentira. Al igual que antes, cuando peleaban por comida y agua para que su tribu sobreviviera y fuera más poderosa que otras, ahora libran la guerra en continentes enteros para expandir su autoridad y asegurar la supervivencia de sus estados. Los métodos y las razones pueden haber cambiado, pero la idea principal detrás de todo sigue siendo la misma.

Incluso entre mundos diferentes, los humanos eran iguales.

"Este mundo puede ser diferente al mío, pero algunas cosas nunca cambian". Pensó el joven mientras se adentraba más en el Templo Hongan-ji. Era tarde en la noche y no había nadie en este momento. El hombre de cabello azabache logró entrar fácilmente al templo. Este lugar fue cambiado varias veces, pero le dijeron que no afectó la historia del templo. Algo que necesitará pronto. Mientras caminaba, el joven no pudo evitar preguntarse.

"Incluso después de todo lo que le sucedió a Japón, la gente logró sacar a su nación de las ruinas de la guerra. Fascinante. Puede que Britannia no sea la misma aquí, pero el mundo sigue siendo un desastre con personas hambrientas de poder a cargo de todo. Incluso EE. UU. Je, todavía es extraño decirlo, su pequeña revolución triunfó esta vez. Lástima lo que le pasó a Napoleón, pero supongo que puedes quedarte con todo ". Se preguntó cómo sería el mundo sin Britannia, al menos en este, disolvieron el imperio temprano. " Aún así, no impidió que otros países cometieran atrocidades como mi antigua patria". Suspiró al recordar lo que había leído sobre la última guerra mundial.