Mori el día que tu lo hiciste.
Mi risa se convirtió en llanto cuando comprendió que ya no estallaria en carcajadas con la tuya.
Mi alma se hizo translucida el día que tu te hiciste invisible, y digo invisible porque se que estás cerca de mi, que escuchas todo lo que digo y me guías en el camino, aún cuando el camino esta lleno de baches, se que estas ahí para ayudarme a saltarlos.
Y si afino el oído casi logro escuchar como aplaudes mis triunfos.
El día que te enfermaste no lo hiciste solo tu. El hospital era miedo, el octavo piso era miedo, esa maldita habitación era miedo.
El día en el que te fuiste, no pare de llorar y preguntarme ¿por qué no te di ese último beso, ese último abrazo.
Aún escucho tu risa y tu llanto, aún te escucho cantar y gritar; no se que me duele más, si tu partida o el hecho de no poder verte sonreír más.
Odio que cada verano sin ti se vuelva invierno y que cada primavera se vuelva otoño.
Cada risa se vuelve llanto y el hecho de que ya no estés lo vuelve todo mas oscuro, los pasillos ya no se ven como antes y estar en la sala es aburrido.
Aún te necesito, a veces intento hablarte y aunque no consigo respuesta se que estas ahí escuchandome y ayudandome a cruzar cada obstáculo de mi camino. Aún recuerdo cuando cantabamos juntas o cuando leiamos novelas, ¿que irónico no? El mundo siempre te quita lo que te hace fuerte.
Recuerdo ese día en el que te pusiste mal porque tu pelo se caia y yo te dije que aún así te veias hermosa como siempre, no mentia, de verdad te veias hermosa.
Abuela tu siempre seras mi heroe, la persona que nunca se rendia ni aunque le pongas diez mil baches en el camino, tenias miedo, y se notaba.
El día en el que me dijeron que ya no estabas, no sabia como reaccionar, no lo creía, hasta que entendi que ya no regresarias, y ahí fue cuando rompi en llanto, no quería hacer nada, pero luego pensé "a mi abuela no le gustaría verme así" entonces decidí calmarme y seguir.
Hasta que llego el día de tu entierro... Me costo bastante separarme de tu cuerpo, el cual estaba en un cajón de madera, aunque tu alma ya no estaba ahí me dolia mucho.
Recuerdo tirarme en el piso y no parar de llorar y gritar que no quería irme, y si me iba quería que fuese contigo.
No soporto el simple hecho de que ya no estés, quiero volver a ver tus ojos achinados al reír y tus labios formando una sonrisa.
Quiero sentir que me abrazas aunque sea una vez más.
Siempre pero siempre seras mi ejemplo a seguir.
(Escrito es día 13/09/2019)