El monte del valor

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Al día siguiente, Liara vio cómo su hijo metía bastante comida del bosque en una pequeña bolsa verde de seda. Ella se acercó sigilosamente sin que Minú, su hijo se enterara.

– ¿Qué haces Minú?– preguntó Liara.

Minú dio un bote del susto que le había dado su madre. Él se dió la vuelta rápidamente y miró a Liara.

– ¡Mamá! ¡Qué susto me has dado!– dijo Minú sorprendido.

– Perdón, pero quiero saber qué haces– dijo Liara mientras que miraba fijamente la bolsa.

– Ah...– dijo Minú algo nervioso– pues... Estoy haciendo una bolsa de recursos–.

– ¿Bolsa de recursos?– preguntó Liara.

– Eh-eh.... ¡Sí! Una bolsa de recursos– dijo Minú aún más nervioso– es que el grupo de niños ha decidido hacer una pequeña exploración por el bosque, aunque obviamente la vamos a hacer por aquí cerca y yo me estoy preparando para cuando sea la hora de comer o lo que nos haga falta– explicó Minú.

– Ah... Vale– dijo Liara.

Minú cerró la bolsa de seda y se la puso en la espalda.

– Bueno.... Me voy– dijo Minú.

Él se marchó en dirección al grupo de niños y cuando vio que Liara se daba la vuelta, él se metió entre los arbustos y se fue corriendo.
Mientras que se alejaba del lugar, el hada apareció a su lado.

– Me da pena mentir a mi madre, pero, es que ahora mi padre está en peligro– le dijo Minú al hada.

Al llegar al pié del primer monte Minú miró el monte como si fuese algo que jamás hubiera visto, pues le parecía muy grande el monte.

– ¿Tengo que subir el monte?– se quejó Minú.

Él suspiró y siguió su camino. Al llegar a la cima, vio una pequeña charca con poca profundidad y en el medio había un símbolo de color rojo.

– ¿Qué es eso?– preguntó Minú con curiosidad.

Él se acercó al símbolo, el cual estaba en una roca apoyado. Él tocó el símbolo y de repente, el símbolo comenzó a flotar. Después, Minú, sin que quisiera, absorbió el símbolo y quedó en él, el símbolo de valeroso.

– Vaya.... ¿Qué ha sido eso?– le preguntó Minú al hada.

El hada tan sólo hizo sonar su ruido tintineante.
Después Minú salió de la charca y se sentó en el suelo.

– Uff.... Tengo hambre– dijo Minú.

Él sacó de su bolsa verde, una fruta de color azul claro. Se parecía a una pera pero con algo diferente que sinceramente, Minú no sabía cómo describir lo.
Después de comer se lo, el hada comenzó a volar alrededor de Minú.

– ¿Qué pasa?– preguntó Minú molesto.

El hada siguió volando y luego se paró justo en la dirección donde estaba el siguiente monte, pero, no era el monte del medio, sino el de la derecha. De momento, Minú sólo había ido al monte del valor (él no lo sabía), que de los tres, era el de la izquierda. Luego, el hada le intentaba decir que debía ir a la fuente del poder, que de los tres picos, es el de la derecha y luego el de enmedio, el monte de la sabiduría.

– Ay.... Estoy cansado hada, no quiero seguir ahora. Mañana seguimos– dijo Minú mientras que se tumbaba.

Pero antes de que se durmiera, el hada golpeó con su propio cuerpo la mejilla de Minú.

– ¡Eh!– dijo Minú enfadado.

El hada se posó en su nariz y Minú la miró enfadado.

– ¡Te he dicho que mañana!– dijo Minú mientras se levantaba.

El hada se metió dentro de su ropa tratando de buscar algo.

– ¡Eh! ¿Qué haces? ¡Sal de mi camiseta!– ordenó Minú.

De repente, el hada salió y sin alejarse mucho de la cara de Minú, le mostró el colgante que le había dado su padre. Minú recordó lo mucho que quería su padre que fuera un gran rey y eso sólo se lo podía demostrar en las batallas y se acordó también de la batalla que estaba viviendo su padre actualmente. Después miró el monte que señalaba el hada y tras unos segundos, miró al hada.

– Esta es la única forma de demostrar le a mi padre de lo que soy capaz ¿verdad?– preguntó Minú.

Minú suspiró y siguió su camino hacia el otro monte.

Minú (el elfo elegido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora