Eres parte de un juego mental donde muy pocos logran salir con vida. Un juego que pondrá a prueba tu mente y te demostrará que nada es lo que parece.
Solo hay una regla: ganar.
Claire se muda a Wonderf, un pueblo oscuro y solitario, en donde tendr...
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CLAIRE
−¡Shh, cierren la boca!−chilló Spencer mientras miraba de reojo. A lo lejos Robbins con sus manos nos dio una señal que apenas notamos por la oscuridad que nos rodeaba.
−Vamos, corran corran –dijo Minerva empujándonos.
Corrimos a toda velocidad sin emitir sonido, casi sin respirar. Me pare frente a la enorme puerta de color negro y apoye las manos cerrando mis ojos. Otra vez esa sensación adictiva recorrió mi cuerpo llegando hasta la punta de mis dedos.
−Pesmathos ambri −gire mi rostro regalándoles una sonrisa a mis cinco acompañantes, para luego entrar a la escuela.
Spencer paso por mi lado estirando sus brazos hacia arriba.
−Inciende −las luces titilaron, pero al final se encendieron una por una hasta terminar por la biblioteca. La bendita biblioteca cargada de recuerdos de está mañana.
–Que comience la diversión –Kass froto sus manos con entusiasmo.
—¿No era que comience el juego? –preguntó Kol.
Kass lo ignoro por completo.
Pasamos por el pasillo en donde estaba lleno de casilleros y paredes de un tono marfil. Seguimos hasta el final encontrándonos con la sala inmensa llena de libros y secretos que estamos a punto de descubrir. Mire el fondo del pasillo, las agujas del reloj marcaban las 8 PM. Estábamos en la escuela por una razón, que era averiguar más sobre el libro del cazador y la información que contenía dentro de él.
–Nos vemos pronto –dijo Kol, tomando a Minerva del brazo mientras reían y saltaban por el pasillo.
–Manténganse con vida –bromee sin saber lo que pasaría luego con ellos dos.
Minerva y Kol siguieron su camino hacia la sala de dirección para borrar la cinta de grabación en donde estábamos entrando a la escuela en medio de la noche. Saque el libro de mi mochila colocándolo en medio de la mesa, en donde cuatro personas lo rodeaban. En donde lo mirábamos con la misma intriga, como si eso nos ayudaría a saber que son todas esas letras desordenadas y sin sentido. El libro estaba de igual manera que antes, solo había una hoja legible, luego eran todas letras desordenadas.
−Ustedes dos, vayan a revisar esos libros −nos ordeno Robbins mientras Kass y yo caminábamos hasta la estantería −. Nosotros trataremos de ver si encontramos algo en internet.
Ninguno de los dos dijo nada, solo caminamos de lado a lado con libros en manos y la mente hecha un lió de tanto de tanto leer. Camine hacia el fondo de la biblioteca, todo estaba en silencio y apenas iluminado por una luz tenue que reflejo un cuerpo recostado en el piso mientras fumaba un cigarrillo. Kass tenía un libro en mano mientras que en la otra sostenía el tabaco que de a ratos dejaba salir el humo de sus labios. Fui hasta él y me senté a su lado, estaba perdido en la lectura y por eso no se molesto en mirarme.