Bienvenidos, a principio de siglo un usuario de geocities llamado "Iori Lopez" creo un fic de la pareja Iori X King (un ship poco popular enrealidad) tristemente como a todo fanfiquero en algún momento le pasa un buen día la inspiración se fue hasta que tras mucho tiempo embachado un día desapareció en la oscuridad de la red. Yo he decidido retomar un poco ese fandom y este es el primero de toda una serie de pequeños vistazos a la vida de esta pareja, para alimentar mi frikez y como mi manera de homenajear a aquel fic, espero les guste y gracias por entretenerse en leer esta explicación.
Vamos Allá!
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Cereza Envinada
"A veces lo olvido... a veces lo olvido y me da miedo, no de ti... por ti, sin importar lo que digas, es demasiada sangre y temo el día en que la eches en falta, "defecto de familia" sonreíste irónico en la primera explicación, hace ya un par de años de eso y hoy he venido a recordarlo..."
Las luces del bar le brindaban un encanto diferente, no era la guitarra que habituaba acariciar de cuando en cuando, no era su voz que ella prefería susurrando a su oído, no era la camisa entreabierta de la que más tarde le ayudaría a desembarazarse, no...
Eran las luces, los tenues rayos iluminando, acariciando su cuerpo, permitiéndole a sus cabellos brindar sombra al rostro, ocultar su mirada y darle misterio a su sonrisa, su sonrisa... su boca, sus labios...
King se aclaró la garganta y tomó un sorbo de su trago, sabía que se había detenido más de la cuenta admirando al "artista invitado" en su bar y que los clientes de la barra bien podrían notar su sonrojo, suspiró contemplando el vaso entre sus dedos, sin duda en breve tendría que dejar de tomar, al menos unos años...
Los aplausos le anunciaron el final de la rola seguida del vocalista despidiéndose, resignada consultó el reloj, lo sabía, acostumbraba terminar una hora antes del cierre para desaparecer despistando a sus admiradoras y regresar a tiempo para acompañarla a casa, vació de un trago lo que quedaba en el vaso y se dispuso a cobrar las cuentas.
-Dime que trajiste deslactosada.
Sonrió guardando las llaves, Iori rió de buena gana
-Claro, nunca lo olvido.
Susurró besándola, ella lo abrazó resguardandose bajo su chamarra, la madrugada era fría y solo se había puesto el ensamble del traje.
–Cereza envinada
Sonrío él separándose para abrigarla con la chamarra, ella lo miró con un mohín de pequeña regañada, solo la llamada así cuando había tomado demasiado, lo hacía porque bajo el influjo del alcohol sus labios se volvían rojos como cerezas.
"Eres mi cereza, mi cereza envinada" había dicho un día mientras recordaban cómo habían llegado ahí, a una relación de años, de distancias, de confesiones en privado y secretos al mundo. Iori reía mencionando lo borracha que debía haber estado para confundir las habitaciones.
"Todas eran iguales"
Se defendía ella sonrojada mientras recordaba la forma en que se había escurrido desnuda a la cama creyendo que el hombre que halló en ella era producto de su borrachera. Su imaginación ofreciéndole lo que deseaba, porque lo deseaba más de lo que había creído entonces, menos de lo que ahora era su presente.
-Me gustas Iori Yagami.
Pronunció dando eco a sus recuerdos mientras deslizaba los dedos sobre su pecho, sentía su brazo como almohada en la nuca y la caricia de su mano abandonada en su espalda, seguía dormido, no imaginaba darle los buenos días con la noticia, no...
-¿Qué te preocupa?
Su voz la sobresaltó no había notado que la miraba, esbozo una sonrisa abrazándose a él
-No es nada, buenos días
Saludó mimosa besándole la mejilla, él la tomó de la cintura a sabiendas de que no lograría sonsacarle nada
-Buenos días.
Contestó resignado con el rostro en su regazo, ella le acarició los cabellos y besó su frente. Era su última mañana juntos, muy a su pesar Iori debía volver a Japón esa tarde y su regreso no se efectuaría hasta varias semanas después.
La rubia pensaba en ello mientras preparaba el desayuno y el olor invadía el departamento, le preocupaba tener que atentar contra el orden que ya habían creado, hacer temblar el común acuerdo de que por seguridad... de momento separados.
El volteador tembló en su mano.
Y, ¿tenía que hacerlo?
La duda nubló un momento su vista pero bastaron unos segundos para apagar el fuego y servir dos platos. Si... tenía que hacerlo aunque tal vez podría... esperar a que volviera de nuevo, cuando ya no hubiese vuelta de hoja.
Sacó la leche del refrigerador y sirvió dos vasos, eso había dicho tres semanas atrás cuando la anterior despedida, no era correcto postergarlo ya, pero...
Sintió sus brazos en su cintura y sus labios en el cuello, cerró los ojos "demasiado pensativa" pronunció él en un susurro a su oído. No... aún no podía decírselo...
Apenas entendió lo que había sucedido, detuvieron el taxi y el ataque provino a su espalda. La calle estaba demasiado sola, debió notarlo, darse cuenta de que no era normal pero tenía la mente muy dentro de ella, en aquello que ahora ya no existía...
¿Se defendió? Si, lo hizo, él también la defendió y sin embargo aquel golpe en el vientre consiguió apagarla, recordaba la visión de sus flamas púrpura, después todo se oscureció.
Despertó para encontrar su mirada, no logró hallar el menor resquicio de reproche, parecía entender, no fueron necesarias las explicaciones, se echó a llorar y él la abrazó con afecto.
Sabía que lo necesitaba, que lo había necesitado desde que el análisis había dado positivo y sin embargo temía a las implicaciones del enunciado, el simple enunciado de una nueva generación, sin embargo ahora ya no importaba, el cruel destino le permitía pensar en la pregunta que ya no necesitaba formular y la respuesta que de momento ya no tenía importancia...
"Iori... voy a darte un hijo,
¿Crees que herede tu "defecto de familia"?"
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Cereza Envinada
Fanfiction"Será que mi sangre será mas fuerte que la maldición de las flamas en la tuya?" Iori Yagami y King llevan años de una relación a puertas cerradas para protegerse y ganar un poco de paz que los seguidores del Orochi no estan dispuestos a obsequiarles.