Capitulo 3

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Cuándo Sadie llego a su casa estaba tan débil que su padre, Adam, debió subirla cargada hasta su habitación, donde se quedo dormida casi de inmediato.

"Estúpidos efectos secundarios" Pensaba Sadie cada vez que la debilidad luego de una diálisis la atacaba. "Estúpida enfermedad" pensaba después.

Cuando su cuerpo le indico que ya había dormido más de lo que necesitaba, Sadie se sintió lo suficientemente fuerte como para bajar las escaleras y cenar junto a su familia.

La cena transcurrió casi con normalidad.

Casi...

Jacey: Sadie- La llamo su hermana. Sadie volteo a mirarla, demostrándole que la estaba escuchando- ¿Quieres salir a dar una vuelta conmigo y Mitchell?

Lori: Amor, sabes que su corazón está débil y no puede hacer ese tipo de esfuerzos...

Jacey: Entonces tal vez... podríamos... solo salir al jardín y mirar las estrellas.

Lori: Jacey, ella está cansada después de la diálisis... Solo... Déjala descansar.

Mitchell: ¡Deja que Sadie hable, mamá!- Dijo exasperado.

Adam: ¡No le hables así a tu madre, Mitchell!

Mitchell: ¡Entonces dile que le permita a Sadie hablar! ¡Ella no es muda!

Sadie: Jacey yo... yo solo...- "Estúpida, la voz no debería fallarte" se regaño a sí misma.

Lori: Ella hará lo que sea mejor para su salud. Y lo mejor para ella es quedarse acá en casa.

De repente, Sadie comenzó a chasquear los dedos lentamente. Era algo que hacía cuando estaba estresada, indecisa o confundida. Mientras su familia peleaba en la mesa, ella los miraba sin saber que decir, chasqueando los dedos sin ser consciente de este acto.

"¡Haz algo Sink! ¡No dejes que se peleen por tu culpa!"

Jacey: ¡Tiene casi dieciocho años mamá! ¡Ya no es una bebe!

Lori: ¡Pero ella está enferma!

Esto fue lo que hizo a Sadie reaccionar.

En un ataque de ira la chica de ojos azules lanzo su plato al suelo y se levanto de la silla, frustrada, chasqueando los dedos inconscientemente.

Adam: Sadie, mi amor... Tranquila. Te puedes hacer daño.

Sadie: ¡No soy una puta enferma, mamá!

Y con toda la velocidad que le permitían sus débiles piernas, Sadie subió a su habitación y cerro con llave, aunque sabía que su madre tenía varias de repuesto, convirtiendo a este acto en un acto completamente inútil.

Enojada con su madre, con su familia y consigo misma, Sadie se lanzo sobre la cama y comenzó a llorar.

¿Por que no podía ser normal? ¿Por que no podía simplemente tener una ligera gripe de vez en cuando? ¿Por que no podía simplemente tener malas notas en la escuela? ¿Por que no podía ser solo una niña estudiosa encerrada en una biblioteca? ¿Por qué tenía que ser la puta niña enferma que siempre parece estar a punto de morir?

Lori: Sadie- La llamo su madre delicadamente a través de la puerta- Sadie, por favor, abre la puerta. Quiero... Quiero hablar contigo.

Sadie: ¡Yo no quiero hablar contigo!

Lori: Sadie, por favor, tranquilízate, no hagas ninguna locura.

Sadie: Déjame morir, mamá...- Suplico Sadie con lágrimas en los ojos.

Lori: ¿Qué?

Sadie: Que me dejes morir. ¡Ya no puedo salir de esta casa! ¡Ya no puedo ver a Millie si no es en las putas diálisis! ¡Ya no puedo ni salir de la casa! ¡No puedo hacer nada por mi misma! ¡No estoy viva mamá! ¡Esto no es vida!-Estallo-... Me estoy muriendo- sollozo.

Sadie escucho a su madre dejar escapar un gemido de dolor a través de la puerta y de inmediato supo que había actuado mal.

Sadie: Mamá, lo siento...

Lori: Hablamos mañana, Sadie- Dijo, y finalmente termino marchándose con lágrimas en los ojos, corriendo por sus mejillas.

Luego de esto, Sadie no pudo hacer nada más que llorar desesperadamente sobre su cama, deseando no ser tan idiota, tan estúpida, tan... tan enferma.

"¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Eres una estúpida Sadie Sink!"

Estuvo llorando por lo que parecieron horas... Lo hizo hasta que volvió a escuchar los mismos ruidos que había escuchado horas antes. Los ruidos de la ventana de enfrente al ser golpeada por un puño.

Sadie se levanto y camino hasta colocarse cerca de la ventana. Como siempre, puso su mano derecha sobre el vidrio. Sus dedos habían dejado de chasquear.

La chica de la ventana estaba allí, con una hoja de papel sobre el vidrio, mirándole con una cara que, según el diccionario de Sadie era preocupación.

Sí, Sadie tenía un diccionario mental. Como no podía reconocer bien el lenguaje no verbal (Gestos, señas y otros), su psicólogo le había recomendado aprender las expresiones faciales de memoria. Ahora, gracias a esto, Sadie podía diferenciar un rostro triste falso de uno verdadero... No siempre, pero si la mayoría del tiempo.

"No llores, chica de la ventana" leyó.

Entonces Sadie sonrió como no había sonreído desde hacía mucho tiempo.

La chica de la ventana giro la hoja de su cuaderno de dibujo y comenzó a garabatear algunas palabras rápidamente. Cuando termino, coloco el papel sobre la ventana delicadamente.

"Tienes una linda sonrisa"

Sadie levanto un poco la vista del papel y pudo ver que la chica de la ventana también estaba sonriendo. Sadie no entendía la necesidad que tenían las personas de sonreír al decir algo amable, pero aunque no lo entendía le gustaba que la chica de la ventana lo hiciera.

De inmediato, Sadie tomo un cuaderno y un marcador y comenzó a escribir lo que estaba pensando.

"Tú también"

Ninguna de las dos escribió nada durante un buen rato, y mientras la chica de la ventana tenía la mirada baja, Sadie se permitió observarla sin temor a encontrarse con sus ojos.

Delgada, de piel clara pero no demasiada, cabello oscuro y una hermosura de esas que solo se ven cuando las fotos son retocadas para las revistas. Pero Sadie sabía que nada podía ser perfecto en el mundo, pues lo había leído en los libros, así que busco rápidamente una imperfección. Y la encontró: Pijama rosa con conejitos amarillos.

Para Sadie, quien solía vestir de colores oscuros TODO EL TIEMPO, los conejitos amarillos combinados con el color rosa de la tela era una imperfección bastante grande.

De repente, la chica de la ventana levanto la vista y la miro directamente a los ojos. Sadie de inmediato aparto la mirada. Se sentía tan incómoda mirando a las personas a los ojos, era antinatural para ella.

Con la cabeza gacha, la chica de la ventana buscó una hoja de papel en blanco y escribió sobre ella. Lo colocó sobre el vidrio en cuanto termino.

"¿Por que estas llorando, chica de la ventana?"

Lo único que a Sadie se le ocurrió hacer fue tomar su cuaderno y escribir lo que pensaba.

"Porque no quiero ser una maldita enferma"

"¿Enferma? Tú no estas enferma"

"Eso es porque no me conoces"

"Tienes razón. No te conozco"

La Chica De La Ventana (Sadie Sink y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora