Depredador 1

Parte 1

Corrían y corrían, debían escapar del monstruo. Hanzou se quedó atrás para luchar con el Predator. Ellos tenían que salir de ahí lo más rápido posible.

— Maldición…—Edwin cayó redondo en una trampa—. Dios, tuve mucha suerte... ¡Unos centímetros más y hubiese perforado mi arteria! —Dijo mientras le sonreía a Isabella.
— Yo que tú no estaría tan feliz —comentó Royce—. Ese tipo de trampas no son para matar, sino para volverte un peso muerto, deberás quedarte aquí.
— No, no lo dejaré; es de los nuestros —dijo Isabella mientras ayudaba a Edwin a ponerse de pie de forma inútil.
— Prometo no ser una carga, no pueden dejarme aquí. Moriré —exclamó Edwin de forma desesperada mientras apretaba la mano de Isabella en busca de apoyo.
— Creo que aquí nos separamos Soldado, es mejor que te vayas.

Royce solo negó con resignación y se marchó, dejando atrás a Isabella. Debía lograr aliarse con el Predator que se encontraba amarrado ese monstruo. Era su boleto a la Tierra y no lo perdería.

Ella debía ayudar a Edwin, era de todos el más débil y nunca se perdonaría el abandonarlo.
Esos eran los pensamientos de la muchacha mientras lo ayudaba a caminar. Solo pudieron sentir cómo algo los alzabas abruptamente del suelo y pronto se vieron envuelto en una especie de red de caza, ya estaban muertos; Predator los había capturado.

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Se encontraba en este preciso instante intentando hacer entender al alienígena que lo soltaría para que lo llevara a la Tierra. Cortó las cuerdas que sostenían al Depredador y este cayó, levantándose con la misma velocidad y alzándolo por el cuello lo evaluó por unos segundos y lo puso de nuevo en el suelo.
Marcó una coordenada en una especie de mini computador que tenía en su brazo derecho y rápidamente salió una proyección de la tierra. En el momento que la nave iba a aterrizar para recogerlos a ambos apareció el Predator líder que traía consigo a Isabella y Edwin. En un solo movimiento los lanzó a ambos en una especie de hoyo, y se fue directo a combatir con el otro Predator.

Royce aprovechó que los dos machos se peleaban y corrió a ayudar a sus compañeros: se extrañó al ver a Isabella paralizada puesto que antes de ser lanzada al hoyo estaba pataleando y gritando.

—¡Hey, Doctor!—Le gritó a Edwin para llamar su atención y así poder sacarlos de ahí—. Lanzaré esta soga y amarras a Isabella para sacarla.

Tal cual como ordenó Royce se hizo el rescate y ambos ya estaban afuera. Mientras los Predators luchaban ardientemente.
— Gracias Royce por sacarnos de ahí, Isabella nunca perdió la Fé en ti —dijo Erwin mientras se acercaba por su espalda lentamente agarrando su bisturí—. Aunque creo que el juego termina aquí—. Intentó cortar al soldado con el bisturí, arma que tenía un poderoso veneno paralizador que había utilizado contra Isabella. Para Royce, Edwin nunca había dejado de ser alguien del cual sospechar, y gracias a su desconfianza tuvo la oportunidad de hacer que él mismo se hiera con su arma, realizándose automáticamente.
Edwin sólo logró suplicar que no lo matara pues ya todo su cuerpo estaba paralizado. Acomodó a Isabella en un lugar seguro y la untó con barro para que ninguno de los depredadores pudieran encontrarla, sabía que la pelean de ambos no duraría mucho. El Predator que él soltó tenía una desventaja: no tenía su armadura por completo. Fue directo a donde estaba al asesino y lo puso de carnada y tal como predijo apareció el Predator líder el cual con su cuchilla traspasó parte del hombro de Edwin que se encontraba en el centro del campamento de los predadores, Royce aprovechó el qué este se entretuvo con el asesino y prendió fuego a todo el lugar para poder luchar.
Mientras tanto el alienígena y el hombre luchaban, ninguno se percató que Predator más joven y herido regresó. No se encontraba en condiciones de terminar la lucha con el líder, debía buscar la manera de escapar. Tomó a Edwin que yacía herido y paralizado y fue en busca de la nave.
Para cuando Royce estaba decapitando el líder sólo tuvo tiempo de ver cómo la nave se perdía en el horizonte y con ella todas sus esperanzas de regresar a la tierra, sólo pudo pensar en proteger a su Isabella.