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Fallen Ghost
Ciudadela baja
Febrero

De la cortina ví...

Unos ojos azules, cabello negro corto por encima de los hombros y una pollina, piel clara y una mirada algo inocente... Ladee la cabeza confundida. Todos en la ciudadela nos conocemos, sabemos cómo somos desde que nacemos hasta cuándo morimos, dónde vivimos y nuestras mutaciones... Nunca la había visto en mi vida.

Ella hizo una mueca parecida, era obvio que ninguna de las dos nos conocíamos. Entonces sonrío de lado e hizo seña con una mano saludando delicadamente.

Frunci el ceño y saludé igual.

- ¡Jazz!

Ella (que ahora sabía que se llamaba jazz) se sobresalto y se alejo rápidamente de la ventana, supuse en dirección a la voz femenina que ahí dentro se oyó a gritos.

No podía yo estar más confundida....

- ¡¿Storm?!

Escuché a mi hermano algo lejos. Voltee y vi qué el idiota me llevaba casi una cuadra de ventaja. Sacudí la cabeza, ví hacia la ventana una última vez para rectificar que no había nadie y fui corriendo a dónde Aldriech.

- Hey! ¿Que pasó? ¿Porque te quedaste viendo a la casa como si tuvieras ganas de entrar y robarla? - bromeo apenas llegué de nuevo a su lado, sonriendo.

- Ja, ja. No. Vi....a alguien ahí dentro... - susurré lo último mirando al frente pensativa.

¿Era buena idea decirle... O debería guardarmelo solo para estar seguros?

-Claro...

Me miró a los ojos y yo también hice lo mismo. Era algo que hacíamos cuando no queríamos decirnos algo.

Llegamos a casa con una bienvenida calurosa de parte de los pequeños. A mí nunca se me lanzan abrazarme como lo hicieron cuando llegó Aldriech, saben que me molesta. Así que solo sonreí, pase por el porche de la casa mientras sacaba un hueso grande del ciervo y se lo lanzaba a Shock, nuestro pastor alemán y entraba a casa.

- ¡Anaisa, ya llegamos! - grite cuando pase la entrada y llegaba a la cocina dejando el bolso de caza y mis armas de ellas en la mesa. Me lave las manos y agarré una manzana.

- Eso fue más rápido que la última vez, Storm. -diriji mi vista a la puerta de la cocina cuando escuché la voz de Anaisa. La Vi sonriendo y soltando su cabello negro azabache y largo como el mío, y se secaba las manos. Sonreí.

-Aldriech estaba de mamón y se quiso ir, sabes que por mi parte llegaríamos más tarde.

-Deja de llamarme de esa forma, reina del drama. - defendió Aldriech al entrar a la cocina con el pequeño Sal en sus hombros. Voltee los ojos.

- Caete en un hoyo y muerete.

- Basta. - Anaisa interrumpió el asegurado insulto defensivo de mi hermano. Sonríe y me aleje de la cocina Triunfal. No sin antes sacarle el dedo medio a Aldriech, el cual respondió sacando la lengua.

Si, muy maduro el.

El día paso Tranquilo, haciendo todas las cosas que normalmente hacemos en casa. Con la sombra de El Royale En nuestras espaldas. Mostraban la preparación de la arena, de los juegos y los retos. Así iba a ser dentro de una semana, solo pasarían eso.

Claro, como si pudiéramos ver más que solo el canal de la reina.

En ningún momento pude sacarme de la cabeza a esa chica extraña en la casa de los Tsusaya, y el miedo reflejado en sus ojos cuando la llamaron. No era momentos de visita en la ciudadela, por lo tanto no podían venir personas de otras ciudades. Además, no parecía de acá. El aura que emanaba parecía más de niña rica que de otra cosa...

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