A la poesía

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¡Oh tu, bella forma de expresar!

Vos haces que libere de mi pesar.


Te cuento  días grises

y tu solo escucháis.

A esta pobrecita alma

que quiere tormentas alejar.


Más yo por doquier te encuentro

Doquier mi alma siente tu influjo inspirador.

La cara de la luna, la puesta del sol, 

la tarde alborada...


Te escucho aun estando callada.


Si pasa un huracán, y  levanta el mar lleno de ira,

si un rumor responde durmiendo placido al arroyo

y suspira...

Tu me explicas su mismísimo sentido

y haces mágico aquel magnífico sonido.


¡Hablas! ¡Y todo renace!

Tu creadora de  palabras.

No hay espacios para que tu poder descanse,

Y quitando el tiempo de tinieblas,

con tu mágica luz nos iluminas de lo pasado,

al descubrir ruinas en ellas.


Tu espíritu sublime

nos ennoblece la vida.

Ilustro que  proclama,

fatiga... sos el eco de la fama.

Un brillo in terminal que en el laurel imprime.


El cálido verano,

la apetecible y dulce primavera,

el fresco otoño y el invierno blanco.

Embellecen tu vos por doquiera.

Si pintan tus colores,

Calor en en el hielo y eternidad a las flores.


Cuando frescas galas,

mi divina juventud se lleven

Cuando el tiempo en sus potentes alas,

lleven mi dicha como un humo leve.


Seras mi sueño eterno,

Y veré tu hermoso resplandor primero.


Dame que pueda en ese entonces,

¡Alma de paz! ¡Poesía Sublime!

No transmitir ni en lechos ni bronces,

la poesía mía.


Sólo arrullarme

cantando mis pesares,

A la sombra del árbol más grande,

de tus altares.





Escrito Originalmente por: 











ᵛᵉʳˢᵒˢ ᵈᵉ ᵘⁿᵃ ᵐᵉⁿᵗᵉ ᵉⁿ ᵇˡᵃⁿᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora