Sin Límites

Cuál es el límite entre la camarería y la hermandad

Cuál es el límite entre la libertad y el libertinaje

Cuál es el límite entre un amor y otro

Cuál es el límite entre tu cuerpo y el mío

-Entre nosotros no hay límites- K´in me tranquilizo con esa sonrisa suya tan desafiante y picara a la vez, como todo el, además siempre su rostro me pareció más atractivo, más invitante con una belleza seductora y salvaje, el mío casi siempre fue más amable.

Siempre hemos sido nosotros dos en cada travesura del pasado, y seguirá en cada juego y desafío del futuro incluso si alguna vez nos llegasen a derrotar, que no creo que pase, aun así, seguiremos juntos, porque nuestro lazo es irrompible. Su comentario anterior me causo tanta alegría y tal vez la sonrisa con la que le respondí fue demasiado entusiasta ya que esta hizo que ambos juntáramos nuestras frentes casi magnéticamente, así son siempre nuestras reacciones, tan reciprocas, pero también soy posesivo cuando se trata k´in y lo demuestro en la forma en la entierro mi mano en su cabellera, firme, sin querer soltarlo o en la manera en la que aprieto el tapete sobre el cual estamos sentados uno frente al otro en nuestra habitación tratando de contenerme a pesar de haber sido yo quien quiero romper todos esos límites casi inexistentes entre nosotros por si k´in aun no quiere traspasar alguno.

-Déjame robarte un beso- digo impulsivo como siempre que se trata de él, al sentir sus manos masajear insinuantemente mis hombros y brazos, no nos preocupa nada solo estamos nosotros dos en la casa gozando de una privacidad envidiable, solo nos tenemos uno frente al otro y es todo lo que necesitamos y más ahora que la delgada línea entre nuestras pasiones se quiere desgarra, fundir, esto de lo que siempre gozamos y nunca nombramos, gratificante como el triunfo, desbordante como la felicidad, confuso como el amor.

-Ja, aun sigues pidiéndolo- se burla k´in en un susurro acerando su ardiente boca a mi piel, en el cuello, tan sensual que sé que quiere presionarme entre el suelo y su cuerpo y devorarme, pero aún no será así, ambos queremos que sea lento, para aprender, aun habrá ocasión para consumirnos y sofocarnos, hoy será suave reconociéndonos.

-Sabes que no hay necesidad de permisos- anuncia y se levanta quitándose la ropa que porta que, aunque no es mucha justo ahora nos estorba. Y mi boca se hace agua al verlo desnudarse frente a mí me relamo los labios al ver cada musculo contrayéndose y estirándose debajo de su suave piel bronceada al hacer cada movimiento y aunque a simple vista nuestros cuerpos sean idénticos me conozco tan bien, le conozco tan bien que noto las diferencias de inmediato como el insinuante lunar en el lado izquierdo de su cadera, justo debajo de donde sobresale el hueso y eso es tan erótico, tanto como la forma en la que se estremece cuando toco superficialmente sus costados al lamer cerca de su oreja.

Mi respiración se acelera al ver la última prenda caer dejándolo totalmente al descubierto- K´in- mi voz sale como un gemido en expectativa a lo que seguirá, quiero que el me guie, complacernos.

-Levántate ki´ichkele- sus palabras me hacen sonrojar ya que soy débil a su coqueteo altanero. Me levanto tomando la mano que mi hermano me ofrece y al estar frente a él, de pie siento su firme toque en mi cadera presionando tan delicioso, casi tanto como nuestras bocas que se están juntando, empezamos lento sintiéndonos juntos primero dulce y suave moviendo los labio sobre el otro para empezar a lamer, a degustar en la cavidad contraria recorriéndonos, mis manos entonces se aferran a su cuerpo, corretean por su espalda y brazos, tocan la cadera, acarician su abdomen marcado yendo tentadoramente hacia abajo, cada vez más hacia el calor y la humedad , nos separamos un poco para poder deshacernos de mi ropa rápido y eficaz, con la experiencia que ganamos con el tiempo, mi cuerpo ya se nota excitado lo sé porque lo noto en los ojos de mi sangre que me consumen y en la sonrisa burlona que me dirige al saberse deseado por mí, por su propio hermano.