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Ayer cuando encontré la flauta y la lleve a mi casa, la metí en una cajita que encontré por ahí mientras caminaba (La verdad es que intente tocarla, pero esa cosa ni suena, ja, con razón la tiró). Hoy me levanté algo tarde por pura casualidad, me cambié y ahora estoy en el bosque con la flauta inútil imaginando que realmente no estoy aquí y que mi vida de mierda aquí simplemente nunca existió.

—Cuanta paz - Me dije al escuchar el ruido de la cascada, cada vez estaba más cerca del río, cuando llegué me sorprendí al ver a alguien sentado en la orilla del río así que "no le tome importancia y me le acerqué" ¿ESO PENSARON? SOY UNA TÍMIDA DE MIERDAAA, ME CAGUÉ DEL SUSTO Y SALÍ CORRIENDO, que tal y era un asesino en serie y despescueza, no, no, no

—¡Ey!, ¡¿quién está ahí?! - Dijo algo que no sé qué fue, santa pacha bendita, ilumíname, líbrame de todo espíritu chocarrero e ilumíname en billete 

— ¿Quiere mi alma?, se la doy, no hay problema - Dije toda asustada mientras me volteaba con los ojos cerrados en la dirección de la voz, me da miedo ver monstruos, después no duermo en la noche

—No gracias, ya comí - Dijo el confirmado espíritu chocarrero, pobre alma la que devoró, descansa en paz hermosa alma, sé te quiso, aunque acabo de descubrir tu existencia... - Abre los ojos, ni que estuviera tan feo, me ofendes bicho raro

Abrí los ojos lentamente para encontrarme la forma de un muchacho con cara de pendejo, en descripción rápida era delgado, de ojos negros, alto (pero no más que yo, ja), de pelo lacio y negro, tenía un pantalón negro y una camisa azul.

— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿qué eres?, ¿un asesino en serie que mata a gente por placer o un espíritu chocarrero que te jala las patas por la noche? - Pregunté algo dudosa, parece joda, pero es por si las moscas

—Bueno, creo que sí sería un asesino en serie ya estuvieras muerta - Dijo el muchacho (O tal vez un espíritu en el alma de un muchacho) con obviedad - Por ahora no soy un espíritu chocarrero

—Ah, menos mal entonces, pero no me has dicho qué haces acá - Dije sentándome en el suelo, hubiera sido mejor si era un espíritu chocarrero, ya era hora de pedirle las llaves a San pedro, que flojera existir la verdad

—Nada, solo... paseaba - Respondió mientras se devolvía y se sentaba en una parte de la orilla del río y me miraba minuciosamente- ¿Qué es eso que tienes en la caja?

—Es una flauta inútil que me encontré por ahí - Dije mientras sacaba la flauta de la caja, pero el pendejo me la arrebato de repente, MALDITO PEDAZO DE MIERD-

— ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO CON MI FLAUTA?! - Dijo todo enojado mientras abrazaba la flauta y le daba besos y me miraba juzgándome como un horrible criminal  

— ¿Tu flauta?, esa flauta no es tuya, tienes cara de moribundo y esa flauta se ve cara... — Dije mientras trataba de quitársela, me iba a echar el negocio de empeñarla, puede que sea suya, pero yo la cuidé en su ausencia 

Esa flauta es mía, ayer se me cayó mientras tomaba agua en el pozo que está en el pueblito, vi que un pendejo se me quedó mirando mientras se acercaba al pozo así que me asusté y salí corriendo, tenía cara de que me iba a matar 

—Ay si eres tú JAJAJAJAJAJAJJAJAJA - Dije riéndome - Pero ¿para qué la tienes si ni sirve? Creo que es mejor hablar un poquito y... hacer un negocio... — Pregunté algo molesta por lo que sucedía y tratando de llegar a un acuerdo, me niego a perder mi oportunidad

—Si sirve, ¿de qué hablas? - Dijo confundido mientras revisaba la flauta cuidadosamente por todos sus lados 

—No sirve, no suena - Contradije mientras agarraba la flauta y me la iba a meter en la boca para soplar, no sabía tocar muy bien la flauta, pero de pequeña era la única que sabía tocar a la perfección "El cumpleaños feliz" así que de que sabía algo, sabía

— ¡EY, QUE NI SE TE OCURRA! Quita tus babas puercas de mi flauta, ya te dije que sí sirve —Exclamó el pendejo mientras me arrebataba la flauta y la limpiaba en el río

—No en serio, tócala para que des cuenta, es mejor que me la des, yo la empeño y con la plata que me den yo te doy la mitad - Dije mientras sacaba mi lado de negocios nuevamente, ignorando lo que me dijo antes, primero los negocios, después la violencia 

El pendejo me fulminó con la mirada y comenzó a tocar la flauta, pero... para desgracia mía, la maldita si sonaba, se puso a tocar una canción toda rara, pero muy pegadiza, era... ¿hipnotizadora?, bueno, trate de volver a mis sentidos y tratar de que se detuviera, ya me estaba comenzando a dar miedo 

—Bueno, ya, ya, ya, ya entendí que si sirve, no te luzcas nada más porque sabes tocarla - dije toda decepcionada, la flauta no sonaba conmigo porque no sabía tocarla bien, plan arruinado

— Oye... ¿Sabes qué hora es? - preguntó el pendejo dudoso

—No

—La hora de que te vayas pendeja, ya despéguela - Dijo el pendejo mientras se echaba a reír y movía las manos en forma de despedida, "¿y este quién se cree que es?" Pensé

— ¿Quién?

—Tú, quién más - respondió el pendejo señalándome

—Te preguntó, soplón - Dije mientras me levantaba y me sacudía la ropa

—Ah, espera... ¿Cómo te llamas? - preguntó el pendejo ahora soplón 

—Sully, ¿Y tú?

—Que le importa, chismosa

Al escuchar eso, lo pateé tirándolo al río y huyendo rápidamente de allí, si se ahogaba, pues se ahogó, igual era uno menos en el mundo aunque hierba mala nunca muere

𝓔𝓵 𝓕𝓵𝓪𝓾𝓽𝓲𝓼𝓽𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora