"¿Qué es el amor?"
Esa es la pregunta que me hago día tras día. Tengo 23 años y aún no he experimentado ese sentimiento, a excepción del amor que siento hacia mi familia, claro está. Pero.. ¿Sabéis? Quiero sentir en mi piel esa sensación, esa calidez de la que hablan en las películas, en los libros o en el día a día.
A parte de este sentimiento que necesito descubrir, soy bastante feliz. Estoy acabando la universidad y tengo un gran hobbie, ¡El baile! Día tras día tras mis clases, salgo corriendo con una sonrisa de oreja a oreja al sitio donde acostumbramos a citarnos mis amigas y yo, al helicóptero. Bueno, es una plaza donde hay un helicóptero, pero cerca de ella hay una zona con espejos donde nos gusta ver nuestro resultado aprendido durante meses de esfuerzo. A mis amigas y a mí nos gusta bailar K-POP, pero os preguntaréis, ¿Qué es el K-POP? Bueno, es un género musical originado en Corea del Sur donde un grupo de muchachos y muchachas jóvenes demuestran sus habilidades creando música y bailes increíbles coreografiados al milímetro y sin fallo alguno.
Hoy es un día de esos cualquiera, o eso creía yo...
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21 de Septiembre de 2016, ¡Se acerca el gran día! El 20 de Octubre de este mismo año se celebra el concurso dance de K-POP donde nos presentaremos mi grupo y yo. Hemos preparado una canción durante meses con una intro bastante guay y con mucha ilusión.
Como siempre, salgo de la universidad, con mi mochila a medio colgar y con un auricular en una oreja y otro dando vueltencitas al ritmo de mis pisadas. Doy la vuelta a la esquina de la tienda de dulces y veo la parada de metro. Aún no llegó, he tenido suerte. Me acomodo en un banco junto a una chica y saco de mi mochila mi billetera. Tengo suelto, ¡Estoy de suerte! Pongo mi auricular izquierdo en mi oreja y escucho nuestra canción en bucle, esperando la llegada del metro. Mientras disfruto este semejante temazo, no puedo evitar desviar la mirada hacia la tiendecita de dulces. Sale un chico bastante apuesto de dicha tienda, con la mirada perdida. Se dirige hacia mi, rascando su oreja derecha. Me ruborizo y pienso, "¿Estoy soñando?". Ciertamente no lo estoy, pero la verdad es que su destino no era yo, era la chica que estaba sentada a mi lado. Como siempre, ha habido mala suerte..
– ¿Qué has comprado? – le pregunta la chica con un ligero aire de superioridad;
– Una bolsa de gusanitos y un euro de golosinas variadas, ¿Era lo que querías? –
– Sí, pero sabes que no me gustan los gusanitos. ¿Por qué los compraste? –El chico la mira con una ligera tristeza en sus ojos y, sin decir una palabra, se sienta junto a ella y comienza a devorar los gusanitos a pesar de la mirada penetrante de la muchacha. Mientras tanto, llega el metro. ¡Por fin veré a mis amigas y comentaremos nuestros pasos de baile!
15 minutos después, llegó a mi destino: el helicóptero. Allí estaban Lola y Miriam riendo y esperando al resto del grupo. Me dirijo a ellas con entusiasmo.
– ¡¡Nuria!! – exclaman las chicas al verme;
– ¿Has preparado los pasos de hoy? –Asiento y vemos al resto del grupo llegando a lo lejos.