Capítulo 2

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Suigetsu se sentía impaciente. Sasuke lo había llamado la noche anterior por el inconveniente que había surgido y tan de pocas palabras cómo era el pelinegro no se dignó a darle ninguna otra explicación que esa, hasta que llegó ese día al estudio. No podía creer su suerte.

—¿Qué? ¿Ese hijo de perra no llegó?

—No y al parecer su agencia no puede localizarlo. Tendremos que buscar a otro modelo —dijo Sasuke.

Demasiado tranquilo en opinión de Suigetsu, si había algo que el Uchiha exigía era la perfección y la puntualidad, que el modelo no llegará debería de tenerlo de un humor de perros, en cambio se le notaba intranquilo, pero no por el problema actual. Sospechaba que tenía algo que ver con cierto rubio atolondrado que aún no llegaba.

Sasuke se sentía un poco distraído. Naruto tampoco había llegado y él había pasado la noche en vela. Cada vez que trataba de quedarse dormido, inconscientemente encendía la luz y miraba la fotografía que había hecho de Naruto, donde lo miraba con sorpresa. Se dijo a sí mismo que quemaría los negativos. Después de todo, el dobe no había acordado hacer eso, por lo que no estaba bien conservarlas. Definitivamente las quemaría. Pero todavía no, las conservaría por un poco más de tiempo.

No quería aceptarlo, pero le preocupaba que el rubio decidiera no volver.

— ¿Dónde está tu asistente? Se me antoja algo dulce. — dijo el peliblanco poniendo su mejor cara pervertida, Sasuke simplemente lo ignoró, así que intentó hablarle de nuevo, pero no reaccionaba. Se estaba comportando muy extraño.

— ¡UCHIHA!.— gritó Suigetsu.

— ¿Qué quieres?

El peliblanco rodó los ojos, al parecer hoy no era su día, así que simplemente desistió de provocarlo con su asistente y hablo de negocios.

—¿Qué te gustaría entonces? ¿Un pelirrojo, rubio o alguien de cabello oscuro? —preguntó Suigetsu mirando varias fotografías de modelos—. Tendremos que conocerlos a todos en persona, ¿no?

—Por supuesto. No puedes conocerlos por completo por su perfil. Diablos, incluso mienten con sus medidas —dijo Sasuke.

—¿Los perfiles incluyen sus medidas? —Suigetsu preguntó con emoción y comenzó a leer uno de ellos.

—Altura y peso, Suigetsu, no la longitud —dijo Sasuke con el ceño fruncido.

Se giró al escuchar la puerta crujir y sintió como el corazón le dió un vuelco. Naruto estaba parado ahí, colocando su mochila correctamente en una esquina, lejos del camino.

—Hola Sasuke, Sr. Hōzuki. ¿Desean café? — habló más fuerte de lo normal, provocando que se sonrojara. No se atrevía a mirar a Sasuke a la cara por temor a que el hombre mayor se burlara de él. O peor aún, que notara con solo verlo que había pasado la noche entera masturbándose y pensando en él y aún más humillante, imaginando que él le hacía cosas.

—Sí por favor, ve abajo y compra tres cafés y tartas —dijo Sasuke mientras le entregaba el dinero.

—Café con leche para mí —agregó Suigetsu —. Grande, con canela...

—Lo recuerdo, Sr. Hōzuki. Grande, con canela, descafeinado y crema batida baja en grasa. —Naruto tomó el billete, tuvo cuidado de no tocar los dedos de Sasuke y se desvaneció para conseguir el café que su jefe deseaba.

Suigetsu miró a Naruto con incredulidad y luego a Sasuke, que sonreía arrogante mientras miraba a su asistente.

—¿Qué hiciste para que se comportara?

"El placer del dolor." (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora