Los síntomas

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El agarre en sus caderas parecía el agarre desesperado de una bestia queriendo despedazar su canela piel, el mismo agarre lo mantenía sumiso ante el movimiento duro que pasa entre sus piernas, inmóvil y sin la capacidad de negar el tacto. Era tan profundo y húmedo, golpeaba algo nuevo dentro de él, se estremecia cada vez que la punta de su polla iba a venía estimulando esa zona desconocida que lo mantenía chorreando entre sus piernas. Un punto tan especial. Una de las manos del hombre sostuvo una de sus piernas, su flexibilidad le permitia mantenerse tan abierto para aquel que lo penetraba con desesperación su interior. La mano lo acariciaba tan lento y fuerte, algo que no era igual a sus embestidas haciendo tragar sus propias quejas y gemidos. Lo ponía cachondo, no iba a mentir, estaba más caliente de lo normal, ¿porque se sentía tan diferente? Normalmente sentía que las pollas que había probado hasta ahora le llegaban al ombligo, pero ahora era diferente, golpeaban su ombligo y algo más. Mierda que lo excitaba más. El hombre sobre su cuerpo parecía saber eso, lo entendía a la perfección porque lo tocaba mientras lo profanada, le leía la mente de lo mucho que quería en ese momento.

El pelinegro comprendía que llevar a ese estado al rubio no era lo ideal, pero su carita llorona y sus mejillas prendidas en rojo mantenían su penetraciones intactas o más fuertes. Akihito era una tentación, sabía que todo hombre podía llegar a dudar de su gusto en mujeres o en chicos en si, porque el rubio era exótico, ojos tan azules y cabello tan cenizo, parecía una muñequita hecho a mano y a detalle. Que podía decir del cuerpo del chico, podía ser modelo y nadie le pondría una puta queja de su físico, porque era demasiado bueno para ser verdad, no eran un flaco escuálido era un chico alto y Atlético, quizás no tanto como él, pero para ser un japonés era demasiado exótico.

Beso con insistencia el cuello canela del joven cenizo, buscando su zona de excitación, logrando que el chico se moraja entre mordidas y besos humedos. Su polla era ordeñada y succionada deseando su carga, deseando que llene el vacío interior de un chico sumiso y mojado. Transpiro lleno de calor de la idea de darle todo su semen al chico que traba desesperadamente de callar sus gemidos, del chico que seguia apretandolo para jamás salir de su calor.

mhahg te lo suplico ─.

¿Que suplicaba? ¿Que le diera más duro para que siga llorando? ¿Que parará? Su carita llena de lágrimas y sus labios dilatados era tan erótico, que si le decía cualquier cosa solo complacería su propia deseo. Porque el chico parecía llorar por más que porque parará de profanarlo.

despacio...ahmg ─ levanto una ceja por el reclamo y siguió la orden, pero sin negarse a jugar con las velocidades torturando el lugar que lo mantiene sensible. Los pequeños chillidos del chico no callaron cuando la velocidad bajo, simplemente pudo respirar mejor, pero el aire era arrebatada por la lenta profundidad que atacaba su estómago.

Poco tiempo después el fotógrafo no soporto más, dejando derramar su esperma por sus abdominales y el piso. El alto no dudó en deleitarse con la gemido y cara del chico viniendose, suspiro sobre su oído y soltó sus semen en el interior del chico.

Era diferente.

Sintió como una parte se llenaba mucho, sentía ganas de orinar ahora que estaba ese lugar tan reventado de semen, necesitaba sacarlo, dolía su abdomen bajo, pero era un dolor tan placentero, estaba demasiado lleno. El hombre lo siguió tomando, son su pene semi-duro, parecía queres dejar aún más dentro su espeso y caliente esperma.

aahm Feilong ─ su vista estaba nublada del ambiente húmedo y las lágrimas. Perdido miro como el pelinegro plantaba un pequeño beso en su frente, después de aquello perdió la conciencia.

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¡Por Favor Asami! Dejame Hacerlo★ AsaAkiFeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora