Ambos reunidos en la mesa del fondo, dentro de aquel viejo restaurante poco concurrido al final del callejón, en ese barrio lleno de recuerdos. Johnny mantiene una expresión llena de seriedad mientras que Doyoung, indiferente, mira en dirección a la ventana.
Los vidrios están sucios, piensa Doyoung para distraer su mente.
¿Cómo es que una pareja que se había jurado amor eterno, es capaz de llegar hasta ese punto dónde cualquier palabra llegará a explotar el fino cristal? El simple hecho de estar ahí, uno frente al otro, ya es bastante abrumador para ambas mentes que, notoriamente, han encontrado cosas mucho mejor para sus vidas que la persona que los acompaña.
Entonces... ¿Por qué ninguno dispara?
Últimamente las cosas habían ido de mal en peor, Johnny recuerda haber llegado tarde de su trabajo porque, para ser sincero, no quería pasar mucho más tiempo al lado del pelinegro, su presencia lo sofocaba, y aún así volvió a casa solo para ser recibido por una serie de gritos y empujones, un par de maldiciones que llevaban su nombre, y claro, el desprecio de quien decía ser su pareja.
Doyoung por su parte sentía que algo dentro de su ser se congelaba al momento en que Johnny dejó de mirarlo como antes, ya no eran esos hermosos ojos color miel que lo observaban con completa adoración, ahora eran un par de cuchillas filosas encajándose en dirección a su corazón, ocasionando que con tan solo su presencia la atmósfera fuese disminuyendo hasta que se sentía bastante pesada como para seguirse sosteniendo.
Ambos parecieron aguantar la respiración por un momento, pensando en que carajos decir cuando se suponía que esto debía de ser una cita normal.
¿Darse abrazos y besos como cuando tenían una semana de novios? Definitivamente no, ya no les nacía el hacerlo y mucho menos frente a otras personas.
Vamos, Doyoung, dispara.
Recordó las primeras citas con su novio, Doyoung tomaba con fuerza su mano al patinar porque le daba miedo caerse, se quejaba de que las máquinas de juguetes eran una trampa del gobierno para que todos sus ahorros se fuesen intentando sacar el estúpido peluche de coco, como volteaba de la nada para decirle lo mucho que lo quería. Sus abrazos, sus besos, la bendita costumbre de llegar con algún detalle hecho a mano.
Vamos, Johnny, dispara.
Recordó como es que su pareja le pidió que saliera con el gracias a una bolita de papel arrojada a media clase, Johnny tenía cierta manía de llegar y sentarse detrás de él solo para jugar con su cabello, así que de la nada simplemente cayó el pedazo de papel a su banca, haciéndolo reír en demasía. Su novio siempre le sacaba una sonrisa sin importar que sucediera a su alrededor, también era fan de llegar de la nada a media madrugada para escaparse juntos a algún lugar de la ciudad.
¿Quién va a disparar primero?
Su relación se volvió tóxica, trágica e incluso ilógica en cuestión de meses.
—No me gusta tu actitud —murmuró Johnny, su mirada cargada de desprecio estaba ahí, solo que no se daba cuenta.
—Y a mí no me gustas tú —respondió Doyoung al instante, su tono indiferente se notaba, pero solo para su pareja.
Johnny venía de una buena familia, sus padres trabajaban día a día para poder pagarle sus estudios universitarios, tenía un hermano pequeño el cual siempre sería su gran adoración y su máximo orgullo. No tenían el dinero suficiente como para vivir tal cual la realeza, sin embargo, si tenían lo necesario para sobrevivir.
Doyoung provenía de una familia bastante elevada en cuestión económica, para el, derrochar dinero era cuestión de cada día y no le importaba demasiado las consecuencias que esto podría llegar a traer. Era muy celoso, por ello su padre nunca le dió un hermano menor, sabía que sería una total tragedia.
ESTÁS LEYENDO
Wheel of Fortune
FanfictionSomos como una rueda de la fortuna. 🎁 Inspirado en shoot me de Day6.