Capitulo→1←

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-Venga papá será divertido- insiste una niña mientras salta sobre el regazo de su padre.
-Chicas,¿estaís seguras?- dice el padre mirando esperanzado a su hija mayor.
-Si- sonríe la mayor mientras hace la maleta- Vamos a buscar a mamá a la oficina y nos vamos a la playa...
-Unos días, los cuatro- interrumpe la pequeña- será divertido papi.
-De acuerdo- el padre resignado se levanta- pero nose yo si esto a vuestra madre...
-¡Qué si!- dicen las dos hijas a la vez.
Horas después, los tres se suben en el coche camino a la oficina de su madre. Por el camino la pequeña no puede dejar de dar votes.
-¡Carla! sientate y ponte el cinto o tendremos un disgusto- regaña el padre.
-Si papi- dice la niña sentandose y poniendo cara angelical.
Llegan a la oficina de la madre. La hija mayor se lanza del coche.
-Voy yo a buscarla- dice corrien- que tengo arte de convicción.
Una vez dentro del ascensor de las oficinas se mira en el gran espejo y ensaya su mejor cara.“Con 15 años y haciendo estas cosas”piensa sin evitar una carcajada.
Al llegar a la planta donde estaba su madre,todo el mundo la mira,ella sabe bien porque,ha crecido mucho desde la última vez que entró y además tan solo era una niña.
El gran despacho seguía en el mismo sitio,se acordaba bien.
-Estela, ¿mi madre?
-Dentro querida Valerina- dijo la secreraria entretenída con una revista.
La joven la miro con cara de asco,desde pequeña odiaba que la llamaran así, por eso había elejido el diminuivo de Val.
-Mamá nos vamos- suelta nada mas abrir la puerta.
-¿A dónde?- dice la madre levantando la cabeza del portatil- ¿Y a estas horas?
-A la playa, durante unos días- añade Val mientras se tira en el sofa.
-¡Val!- le regaña su madre- ¿y vuestro padre esta de acuerdo?
-No nos ha sido dificíl.
La madre sonríe, recoge todo y sale tras su hija de la oficina.
-Estela, me voy unos días si me llamam diga que estoy mala. ¿De acuerdo?
La secretaria asiente con la cabeza sin dejar,entretenidamente, de mirar la revista.
Madre e hija bajan hacía el coche, allí, la pequeña Carla no para de gritar “Playa”. El marido mira a su mujer y suspira. Tras meterse en el coche la mujer besa a su marido.
Luego arranca el coche. Deciden ir por la carretera vieja.
-Mami, ¿vere “tibirones”?- pregunta la pequeña.
-“Tibirones” no cielo, tiburones- le corrige la madre riendose.
-También se dice así.
-Si, claro veremos muchísimos- exagera Val con las mano- y jugaremos con ellos al parchís.
-¿Al parchís?-pregunta la niña.
-A lo que quiera pequeña- dice el padre.
-Va a ser genial- añade Val emocionada.
El camino prodiguió, la pequeña Carla se durmió, mientras tanto Val tenía los cascos puestos y miraba por la ventana.
La carretera vieja era de dos sentidos, tenía unas curvas enormes y paisajes preciosos.
Un mercedes rojo les adelantó en plena curva, obligando al padre a dar un frenazo.
-¡Tortuga!- gritó el conductor del coche.
-¡Gilipollas!- gritó Val con media cabeza fuera.
Su padre subió la ventanilla de la joven.
-¡Papá! vas a hacer que me muera de calor.
-Si, pero evitaré que digas burradas.
-Bueno cariño, algo gilipollas si que era- añade la madre.
En ese instante, todo pasó muy rápido. El coche rojo al que Val había insutaldo se acercaba en dirección contraria hacía aquella familia...
Minutos, u horas más tarde la chica recobro el conocimiento, le dolía una pierna y le sangraba la cabeza, estaba tumbada en una camilla de esas que había visto en el hospital central.
-Han muerto todos, solo ha sobrevivido ella- oía la joven.
-¿Tiene familiares?- añadio una voz de mujer.
-Si, enseguida venían.
Val alzó la vista, a pocos metros vió a sus padres y a su hermana, tapados de pies a cabeza...

Val se despierta sofocada, casi sin aliento. Enciende la lampara de noche y se sienta.

-Otra vez- susurra- odio tenerlo que recordar y que no se vaya de mi mente.

Mira el reloj, las cuatro menos cuarto de la mañana, le será imposible conciliar el sueño y además el despertador suena a las siete.

Se levanta de la gran cama y se acerca a la mesita, allí, hay una caja con puntitos de colores, la abre con cuidado y de su interior saca muchas fotos.

→La boda de sus padres.

→Su primer carnaval vestida de conejo.

→Su hermana Carla.

Val no puede evitar llorar, se siente tan culpable.

Se acerca a la ventana y mira al cielo, todavía tan solo 2 meses desde que ese gilipollas había chocado con su coche después de adelantarles y haber matado a sus padres y a su hermana.

-Si yo no le hubiera llamado gilipollas- solloza- ahora estaríamos todos en casa.

Mientras llora se vuelve a acostar, tiene que asimilarlo, ahora depende de su tía y sus padres jamas volverán. Además, su tía se esfuerza en complacerla, pero es imposible.

Para añadir cosas, mañana empezaba el instituto, algo que le habían obligado para reinstaurarse en la sociedad. Solo de pensar en gente nueva a Val se le ponían los pelos de punta.

Echaba de menos su pequeño pueblo, así como su mini I.E.S.O. y sus compañeras “LAS PINKS”. Pero lo que más echaba en falta eran las voces se su padre,.los castigos de su madre y los llantos de su hermana, algo que nadie jamas la devolverá jamás. Así, entre lágrimas Val va cerrando los ojos de nuevo.

La historia de Val y ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora