Nacimos de Nuevo - SangWoo x Bum (Killing Stalking)

Capitulo 2: El juicio de Oh Sangwoo

Respingo

— ¡Aahh! ... ¿Que fue...?

— Oh Sangwoo - dice una voz desconocida

— ¿Que?

Sangwoo se encuentra en una Corte, sentado en una silla con un jurado frente a él y la audiencia a su espalda, él mira a su alrededor sin entender por un momento que sucede, pero toda su prepotencia a desaparecido, en su lugar lo único que siente es curiosidad.

— Procederemos a leer sus pecados en vida

—¿Qué esta pasando?

— ha muerto señor, y se encuentra en la Corte divina

Esa respuesta lo sorprendió, quería preguntar algo pero al mismo tiempo tenia la sensación de que no debía hablar sin el consentimiento de aquellas personas.

— Debe responder con sinceridad a nuestras preguntas Oh Sangwoo, eso determinará el futuro de su alma. — dice el hombre sentado frente a él, en la parte superior de la Corte. El Juez sin duda.

— si, su señoría — dice Sangwoo

— Señor Oh, usted asesino a varias personas mientras estuvo vivo, entre ellos su propio padre, ¿por que?

—...

Por alguna razón si creía en lo que estaba pasando. Si, había muerto, y si, esta es la Corte divina, por lo que no tiene intenciones  decirles alguna mentira a estas personas (si es que se les puede llamar asi) pero su silencio se debía a que era difícil responder esa pregunta.

— ... ¿Oh Sangwoo? — pregunta de nuevo el Juez

— ¿Hmm?

— ¿por que lo hizo?

—... Mate a mi padre para proteger a mi madre — respondió Sangwoo mirando a sus manos sobre su regazo — y a mí madre para protegerme de ella

— Entre sus pecados no aparece matar a su madre, Señor Oh.

Sangwoo miro al estrado

— ¿no?

— Por que ella se suicido. No se responsabilice de los pecados de otros, por que solo se perjudicara si nos miente.

—... 

Sangwoo asintió y volvió a bajar la cabeza

— ¿y a las demás personas?

— ¿por que las mate?

— si

—... por que podía hacerlo, supongo.

— ¡INSOLENTE! — uno se los hombres del estrado alza la voz — ¡NO MUESTRA NI UN RASTRO DE REMORDIMIENTO! ¡ESTOS SIEMPRE SON LOS QUE SE VAN IRREMEDIABLEMENTE AL INFIERNO!

En la sala se escucharon murmullos, pero el juez dio dos golpes con su martillo pidiendo silencio. Aquel hombre era la deidad de las almas en pena, el espíritu guardián de todas esas pobres almas que no dejan el mundo mortal debido a un pesar inmenso que los deja seguir, en su mayoría, estas almas son de personas que fueron asesinadas. 

 — Señor Oh — dice nuevamente el juez — ¿Estaba conciente de que arrebatarle la vida a una persona es un crimen?

— Si, lo estaba.

— ¿Esta arrepentido de lo que hiso?

—...

— ¿Señor Oh?