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— ¡Oye...! —resonó el grito en el desolado pasillo del piso siete—. ¡Taehyung! —el cuerpo mayor comenzó a sacudir al menor.

"¿Cómo pude llegar a esto?"

— ¡Detente! —las manos del mayor trataban de evitar lo que presenciaba.

"Esto es lo que pasó con éste sujeto."

— ¡Detente! —el menor hizo caso omiso— ¡Alto! —el mayor apretó con fuerza las muñecas del menor para detener a las malas lo que él estaba haciendo, autolesionándose con un pequeño pedazo de vidrio. El agarre en esas muñecas tan delicadas disminuyó al sentir unos resecos labios chocar contra los suyos.

— ¿Por qué Sr. Jungkook? —ahora jadeos de respiraciones agitadas resonaban en el pasillo— ¿por qué no tratas de actuar como un hombre? Te es complicado, ¿verdad?

—Ja —una sonrisa ladina adornó el rostro del mayor.

"¿Cómo llegué a este punto con éste chico?"

Jungkook se abalanzó al pequeño cuerpo frente suyo y ambos comenzaron una guerra de lenguas que ninguno quería perder.

"Tal vez ambos quedamos atrapados en nuestra propia trampa."

Un golpe, un gemido, dos golpes, un grito, silencio, de nuevo más gemidos.

"Así comenzaron a ser todas mis mañanas desde que me mudé a este nuevo departamento."

—Ah... —golpe— ah... —golpe— ¡haaaa...! —se escuchaban perfectamente los chapoteos, los sonidos eróticos y las embestidas de esas personas— ¡uhm!

—Ugh —un oficinista se encontraba despierto en su cama, envuelto en su edredón y con su almohada cubriendo sus oídos, fingiendo que si hacía eso dejaría de escuchar esos molestos ruidos que nunca lo dejaban dormir, de ahí el nuevo look que traía, unas bellas y hermosas ojeras colgaban de sus ojos—. Oh, vamos —apretó el agarre de su almohada tapando sus oídos— ¡Detente! —gritó destapándose y levantándose al mismo tiempo, aunque sabía que no lo escucharía, como todas las mañanas—. No dormí ni un poco... —llevó su mano a su rostro abatido por la vida y suspiró— haaa... ¿cómo pueden hacerlo así sin cansancio hasta esta hora de la mañana? ¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? No puedo creer que esté teniendo sexo así —dijo esto último volteando hacia arriba, donde sonaban siempre, sin falta todas las noches esos sonidos que no lo dejaban descansar.

Sin perder más tiempo, comenzó a arreglarse para el trabajo. Después de salir de bañarse salió con una bata rodeando su cintura baja mientras otra toalla más pequeña rodeaba su cuello, impidiendo que las gotas de su aún mojado cabello cayeran en sus hombros; su rutina era bastante simple, bañarse, cambiarse a una camisa blanca de manga larga, una corbata color negro, unos pantalones negros y unos zapatos de igual color ¡oh! y un maletín color café algo desgastado.

—Ugh... —volvió a quejarse tal vez por quintoagécima vez en la mañana. Mudarse tendría que ser símbolo de una nueva vida llena de paz, no de más agotamiento y estrés—. Ya estoy trabajando horas extras, pero ni siquiera puedo descansar en casa así... —frotó uno de sus ojos aún algo somnoliento—, debería haberles dicho algo —volteó a ver el edificio antes de doblar la esquina; sin embargo, ahora la idea de ir a ver a sus molestos vecinos lo carcomía por dentro, si él no lo hacía, ¿quién más lo haría? los demás residentes parecían estar extráñamente acostumbrados a todos esos ruidos durante toda la noche y parte de la mañana. Sin darse cuenta, giró en dirección opuesta, se dirigía de nuevo al edificio, y subió al elevador hacia el piso 8, caminó hasta donde calculó que sería el apartamento que no lo dejaba dormir por las noches—; ahora que lo pienso, nunca he visto a nadie allí antes, debe ser un hombre... ¿Cómo has estado viviendo así? —esto último lo dijo en voz alta con el propósito de que lo escuchara quien fuera que estuviera adentro.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2021 ⏰

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