Dulce Deseó

¿puedo amarte?: parte II

Los toqueteos coquetos seguían pasando en aquel remoto hogar de ataúdes, un beso pequeño o uno apasionado, pero siempre era robado por Xue Yang, esperando alguna vez robar algo más que solo los labios de su Daozhang, aunque claro, Xue Yang desconocía el nombre de este dulce deseo que sentía por su enemigo.

A-Qing se encontraba sentada esperando que Xiao XingChen sirviera el desayuno, no más que simple arroz, pero aún era un desayuno, uno que no había comido muy seguido en su vida. Atravesando el umbral de la puerta, Xue Yang saludo con un perezoso buenos días.

Aun tan temprano en la mañana, la inquieta mente de nuestro pequeño diablo, funcionaba a mil por hora, no solo era su instinto de supervivencia que había desarrollado en la infancia, sino qué ahora impulsado por el calor en su pecho, y tan rápido como un destello, así mismo como la idea había llegado, así fueron sus acciones.

Su brazo rodio la cintura de Xiao XingChen, sus labios alcanzaron los del contrario, y su lengua se introdujo en la boca de este, fue un beso a un más largo de lo previsto, pero muy satisfactorio, por la sorpresa del momento los platos de arroz que sostenía Xiao XingChen habían caído al suelo, haciendo que A-Qing dejada de hacer lo-que-sea-que-estuviera-haciendo, y presenciada toda la escena.

Al terminar los ojos de Xue Yang observaron cada detalle del rostro de A-Qing, quien rápidamente se recompuso de su exagerada expresión de desconcierto, así más acorde a la pregunta que aria: —Daozhang, ¿Qué fue ese ruido? ¿se encuentra bien?

—¡A-Qing! ¡Si! Si, solo resbale y se me cayeron los cuencos, pero aún hay arroz, a-así que lo serviré.

Xiao XingChen se encontraba muy nervioso, no solo por el beso inesperado, sino que la presencia de A-Qing no ayudaba, sabía que la niña era "ciega" y que no tenía cultivo alguno como para poder saber que dos personas se habían estado besuqueando enfrente de ella.

Y mientras Xiao XingChen servía nuevamente el arroz, Xue Yang se sentía extremadamente satisfecho, sentía como si hubiese matando a dos pájaros de un tiro, no solo se había desayunado la boca de su Daozhang, si no que había comprobado que la pequeña ciega verdaderamente lo era.

Mientras pasaba el desayuno para cortar el incomodo silencio en que estaban sumergido, Xue Yang comenzó a juguetear mientras pensaba.

—Daozhang. —Xiao XingChen trago la comida que acaba de poner en su boca, asiéndolo toser un poco, y que su voz sonada rasposa. —¿Q-que?

—Creo que el arroz debería ser dulce.

—Pues no ay suficiente dinero para comer arroz dulce, ya que alguien vive de gratis aquí.

—Por si no escuchaste dije Daozhang. —dije Xue Yang de forma juguetona y haciendo énfasis en la última palabra.

—Basta, ¿quieres que la próxima cocine algo de arroz glutinoso?

—¡Eso me encantaría! Como simpre Daozhang siendo el mejor.

—Solo es arroz, no tienes porque alagarme.

—Es que enserio amo los dulces. —Una rara sonrisa sin malicia pinto el rostro de Xue Yang, lo siguiente que dijo parecía más un pensamiento que por error había dicho en voz alta. —Aunque de pequeño no los comía muy seguido, ya saben, los perros Wen no eran los mejores gobernantes, y para un niño huérfano no era fácil conseguirlos y... —Xue Yang se acaba de dar cuenta de los que estaba haciendo, mierda, se debió ver patético, bueno, escuchar patético, aquí, llorando como un el niño al que le habían quitado sus dulces. —Jajaja, en fin, el pasado es pasado, los perros de los Wen han caído, incluso Wei WuXian ya se ha podrido junto a esas mierdas.

Claramente este había sido un mal intento de desviar la conversación, Xiao XingChen al darse cuenta de esto solo murmuro a favor, y A-Qing se encontraba reflexionando sobre que quizás ese bastardo también tenía un lado blando.

Ya entrada la noche, Xiao XingChen regresaba de la aldea, había dicho que de regreso aquí había escuchado un par de cadáveres andantes, así que Xue Yang y él partieron hacia las profundidades del bosque.

—Eeeh Daozhang, ¿porque estamos tan profundo en él bosque? ¿no intentadas violarme o algo por el estilo verdad?

—No sería violación, ya que es no es algo que tu no quieras y no estes de acuerdo. —el tono coqueto en que lo había dicho hizo que la piel de Xue Yang se erizada Dando dos pasos al frente Xue Yang de coloco al frente de Xiao XingChen y puso la palma de su mano contra el pecho de este para detenerlo.

Y en una clase de ronroneo dijo. —Ooh Xiao Lang, ¿en qué momento te volviste tan pervertido? —Su mano comenzaba a recorrer el pecho del contrario. —No recuerdo haberte mostrado ese par de cosas, ¿te has cogido a alguien más? —Continuo con un fingido llanto, y con un puchero que Xiao XingChen no podía observar.

Xiao XingChen tomo por la muñeca a Xue Yang, alejando la mano de este de su pecho.

—Por supuesto que no, y... podrías cerrar los ojos un momento. —Sus orejas se colorearon de rosa antes de continuar. —Yo quiero darte algo.

—¿Enserio Daozhang?, ¿pero cómo sabrás que tengo los ojos cerrados?

—Supongo que tendré que confiar en ti.

—Pues te informo, Daozhang, que no soy alguien de fiar.

—Me arriesgade.

Los ojos de Xue Yang destellaron en un brillo antes de sumergirse en la oscuridad; Los ruidos de papel rasgándose llegaron a los oídos de este, seguido del aroma dulce de miel y el amor, mezclado con la añejada fragancia de la bondad y finalmente disolviéndose en el nauseabundo de la lastima, las fuertes fragancias inundaron y quemaron los sentiros de Xue Yang como si de un perro oliendo vinagre se tratase.

pero la incomodidad no fue nada al saber que provenía de su dueño, a un corriendo agitando su cola, y aceptando todo lo que este le lanzada.

Los labios de Xiao XingChen se habían juntado con los Xue Yang, la lengua de este último lamio los labios del primero, recogiendo la miel que había quedaron en ellos.

Cada parte del cuerpo de Xue Yang temblaba, las emisiones que sintió cuando Xiao XingChen empujo con su propia lengua el dulce asiendo que ambos compartieran el caramelo que había puesto dentro de su boca, dejando que los la azúcar y miel hablaran por él, dejando que ambas se impregnaran en la saliva del otro.

Fue un beso demasiado largo, que el caramelo se derritiera por completo era imposible, y en un último movimiento antes de separar sus labios, empujo nuevamente su lengua, dejando sin posibilidad de seguir el ritmo a Xue Yang, dejando el caramelo en la boca y su corazón en las manos de este.

Cuando ambos calmaron sus respiraciones, Xiao XingChen fue el primero en hablar. —Creo que me equivoque, al parecer no había ningún cadáver andante por aquí. —Y girando sus pies, dio media vuelta hacia la casa de ataúdes.