MALDITO DESTINO (BORRADOR)

Cap'1: Mi vida. Mis lamentos

Las puertas de los casilleros resuenan al cerrarse bruscamente. El bullicio a estas horas en los pasillos es inevitable, los chicos se empujan unos a los otros como si fueran animales sin cerebro y solo la fuerza bruta hiciera efecto para definir su rango, si eres débil o eres un buen líder para sobrellevar al grupo en el que perteneces, de futbolistas o delincuentes.

Las chicas a mi alrededor únicamente conversan acerca de su maquillaje, las horas que pasaron en un salón de belleza para elaborarse el peinado perfecto o los bolsos de marca que combinan con su conjunto de ropa y zapatos.

Mientras que yo solo recorro mi camino a través de ellos con la cabeza a gachas. Ninguno de esos problemas se comparan con el peso que ahora llevo sobre mis hombros, nadie sabe lo que atormenta mis pensamientos en absoluto silencio,  atravesando el tumulto de personas echo el cerrojo a la puerta del baño.

Una vez dentro, soy recibida por sus blancas paredes ya algo desgastadas por la escencia de los jóvenes .Un encierro como el de ahora era lo que necesitaba con urgencia, llevo días gravemente preocupada y no podré pegar ojo en la noche hasta que salga de mis dudas.

Un minuto , otro minuto... Luego otro. El tiempo se hace eterno y mi subconsciente está en alerta.

Hasta hace unos instantes pensaba en lo cruel que era el mundo conmigo, que la suerte solo se burlaba de mí y al parecer tenía razón, porque al final sucede el peor de mis temores. Cuatro pruebas de embarazo descansan sobre el lavabo, y yo sin palabra alguna las observo en silencio.

De la frente me caen gotas de sudor pareciendo como si acabara de correr una maratón, cuando en realidad se debe a los nervios que me atacaron al salir en la primera prueba el positivo que tanto le rogué a los cielos que no saliera. Las manos se encuentran temblorosas a mis costados e inconscientemente desvío
la mirada al espejo frente a mi. Su reflejo muestra una chica asustada por su futuro, sin saber el siguiente paso que debe dar en su vida ahora.

Aprieto la mandíbula con fuerza e intento contener las náuseas provocadas por el estado actual de mi cuerpo. Se me hacía extraño que en estos últimos días los malestares no cesaran, hasta el punto de pensar que tendría alguna enfermedad. De cierta manera, en verdad fui algo estúpida.

No consigo soportarlo más y termino regresando al váter, devuelvo sin lugar a dudas la poca comida que logré contener en mi estómago esta mañana.

—¡Marie! ¿Te encuentras bien? — De lejos escucho mi nombre acompañado por dos toques en la puerta.

Con el poco aliento que me queda dirijo mis pasos para abrirle y ahí está ella. La persona con la que he compartido gran parte de mi vida, mi mejor amiga desde la infancia. Sus ojos verde esmeralda llenos de preocupación me reciben nada más abrir.

— ¿Por qué estás aquí encerrada? — Inspecciona el interior del baño y cierra la puerta tras entrar. Toma con ambas manos mis mejillas para verificar si todo está en orden pero me aparto lo más rápido posible, por lo que mi pelo suelto cubre una parte de mi rostro.

— Estás pálida ¿Que sucedió? ¿Alguien se metió contigo? — Mi boca no logra pronunciar ni una palabra, mis cuerdas vocales parecen estar comprimidas por el miedo a como pueda ser su reacción.

— Tu actitud me tiene los pelos de punta. Te he estado buscando por todos los rincones y cuando doy contigo estás aquí escondida — Su tono se torna molesto y no la culpo, estábamos caminando juntas por los pasillos cuando recordé repentinamente que debía realizarme las pruebas para comprobar si mis sospechas eran ciertas, así que desaparecí de su lado segundos después.

Simplemente procedo a lavarme las manos, cualquier rastro de coraje se desvaneció, no tengo la osadía de mirarla a la cara.

— De seguro te sigues sintiendo mal. Marie, has pasado la semana entera descompuesta y quizás tengas algo. Podríamos ir ahora a la enfermería que se encuentra cerca y hacerte un chequeo.