Prologo

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2007, Los Ángeles...

(Eleonor)

Tenía que terminar mi tarea antes de que mi papá llegara a la casa porque él había organizado una reunión con sus clientes (trabajaba como representante con varias estrellas de Hollywood y por lo mismo vivíamos ahí). Yo no quería saber nada de esas frivolidades pero a mí y a mi hermano mayor nos habían obligado a estar presentes, no era una opción era una obligación.

Luego de terminar todos mis deberes me fui a bañar, mi mamá me había dejado el vestido que tenía que ocupar. A pesar de que yo creía que era algo más casual el vestido era de gala. Escote corazón de color turquesa con corte imperio y largo hasta el suelo. Me alise el pelo y lo deje suelto, también use unos aros colgantes con pequeños brillantes y me maquille lo más sobrio posible.

Eran más de las nueve de la noche cuando decidí bajar. Mi misión era que mi padre me viera y luego desaparecer en mi pieza. Era idealmente perfecto. Pero todo se fue por la borda cuando estaba llegando al último escalón. Una mano misteriosa apareció a mi lado, la tome y cuando vi la cara del dueño de la famosa mano me perdí por completo. Era un hombre de unos treinta años, de pelo rubio con los ojos más bellos que había visto, eran una mezcla de verde, azul y gris con la sonrisa más brillante que jamás se ha visto. Era altísimo y tenía las facciones perfectas. Me sonrió amistosamente y yo le devolví la sonrisa.

-gracias.- le dije levemente sonrojada por su avasalladora presencia.

-no hay por qué. ¿Cómo te llamas?- ladeo un poco la cabeza como buscando la respuesta pero sin sacar la bella sonrisa de su cara la cual me hacía más difícil pensar.

-¡Eleonor, bebé!- se acercó mi papá gritando para que todo el mundo lo oyera. Ahora el rubor en mis mejillas era por la vergüenza. –Dante, veo que conociste a mi hija menor.-hizo un gran énfasis en la palabra "menor". –ella es la princesa de la familia y la belleza de la cual estoy orgullosísimo. Tiene planeado entrar a Juilliard el próximo año.

-el orgullo sale por los poros, Jack.- respondió Dante a todo lo que le dijo mi padre pero en ningún momento sus ojos me dejaron.

-sí, y como ya te dije ella es la princesa de la casa y solo tiene 16 años por lo que si le pasa algo ¡yo mismo mato al responsable!- Y con esas palabras se fueron todas mis posibilidades de hablar con un rato más con Dante.

-con su permiso voy a ir a darme una vuelta. Dante, un gusto conocerte.- asentí y luego me fui dejando solos a Dante y mi papá, pero antes de irme completamente le sonreí a Dante.

Me encontré con Alex, mi hermano, en la cocina. Estaba hablando con lo que parecía ser una modelo de alta costura que era bellísima. Delgada, alta, pelo castaño y ojos verdes. Mi hermano estaba embobado mirándola y escuchando. No era una opción contarle a él mi nuevo enamoramiento. Mire a los lados para ver con quien podía hablar y visualice a mi mamá hablando con un señor de unos cincuenta años y parecía aburrida por lo que fui en su rescate. Ella era mi mejor amiga y trataba de hablar con ella todo lo que me pasaba.

-¿Mamá? Necesito hablar contigo.- le sonreí al señor que sabía que había visto en televisión. -¿le molestaría mucho si se la robo?- dije amistosamente.

-no, por favor. Un gusto volver a hablar contigo, Andy.

-lo mismo digo, Colin.- se despidieron y luego mi mamá me sonrió. –gracias.

Le devolví la sonrisa porque sabía que quería salir de esa conversación y yo había llegado en el momento justo.

-mamá, tú qué sabes sobre un tal Dante que al parecer papá representa.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora