"Cap 2"

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Quería abrir sus ojos, pero no podía, sentía el peso del mundo entero en su cuerpo, sus parpados cerrados como si no fueran a abrirse nunca le molestaban, quería moverse, necesitaba moverse. Pero algo se lo impedía, conocía esa sensación, las tiras elásticas apretando su cuerpo, el frio incesante de las evillas cerrándose en su espalda cada vez que intentaba moverse. Y las mangas entrecerradas encarcelando sus manos.

Estaba atrapada, en ese lugar la trataban como un peligro para la sociedad solo por su condición, la trataban peor que a todos los presos y reos en la prisión, peor que a todos los asesinos, la trataban como a un monstruo.

Sacudió su cabeza sin poder aun abrir sus ojos, quería liberarse, movió su cuerpo entero y rodo, en eso se percató de donde estaba, la "cama" estaba más suave y acolchada de lo normal, también mas grande.

Hizo un esfuerzo para poder abrir sus ojos, despego sus parpados lentamente para poder ver, su visión un tanto borrosa, pero funcional, la hizo percatarse de donde estaba.

Aquella cegadora luz provenía de solo dos lámparas en el techo, iluminando cada rincón de aquella espeluznante habitación blanca; la puerta estaba camuflada entre las achonadas paredes, cuyo patrón cuadrado de almohadas la mareaba.

-No de nuevo- murmuro- quiero salir-

Respiro profundamente y dejo que el frio aire invadiera sus pulmones, en una situación como esta, si no estuviera bajo el control total de aquellos medicamentos, hubiera colapsado, el color blanco la habría hecho enloquecer, y querer pintar todas las paredes de diferentes colores, o hubiera llorado sin parar rogando para que la sacaran, pero ahora, no podía sentir nada, por más que quisiera llorar o reír.

Algo brillo en una de las paredes, algo distinto, que no había visto. Algo que no debería estar ahí.

- ¿Un espejo? -

Era extraño, era peligroso, volteo su cabeza para ignorar el hecho de que eso estuviera ahí, podría ser peligroso, no debería tentarse, sabía que, si lo miraba, desastres podrían ocurrir. Cerro sus ojos nuevamente, y trato de dormir. Justo cuando estaba a punto de perder su conciencia, escucho la puerta de su recamara abrirse. Mantuvo sus ojos cerrados.

-Quítate los zapatos Marc -era la voz de su padre- No puedes entrar con los botines, ensuciaras todo.

-No me digas que hacer viejo, no necesito que me recuerdes que hacer cada vez que vengo aquí, no es la primera vez que entro a un manicomio- esto último lo dijo con cierto tono de enojo, para Sivia esa voz era una explosión de emociones, ella conocía el dueño de aquella suave y grave voz, un tanto extraña y aterradora; los recuerdos invadían su mente, como una tormenta, fuerte y estruendosa.

-Marcus, por favor, no ahora- la voz de su padre sonaba triste- No aceptare que digas cosas como esas cuando estés aquí-

-Esa no es manera de tratarme, deberías meditar bien tus palabras viejo, después de todo, solo estoy aquí porque me rogaste que viniera, cuida como te diriges a mí.

Un silencio incomodo invadió la habitación. Podía escuchar el latir de su corazón, y la respiración agitada de su padre y uno que otro sollozo. Si no estuviera aún bajo los efectos de aquel medicamento, sentiría pena por él, desde aquel incidente, él paso a ser su protector, estar pendiente de ella todos los días, cada hora, cada minuto, y cada segundo, él era un guardián, y, por ende, dedico todo su tiempo solo a ella, y aun lo seguía haciendo.

Aquel silencio aun reinaba en la habitación, los dos hombres intercambiaban miradas entre ellos, hasta que el más joven decidió hablar.

- ¿Porque esta así? - pregunto en un susurro- ¿Porque la tienen así? - Sivia sentía la mirada de aquel individuo fija en su espalda.

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2021 ⏰

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