Nueve.

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"Todas sus entrañas están consumadas por sentimientos de amor que, sin embargo, son carcomidos por el odio, la tristeza y las barreras de amargura que los rodea."

Una dosis de epinefrina es lo necesario para llenar de euforia sentidos que se encuentran vacíos en la perdición de una soledad profunda como si oscilase jugando con la nada en un universo donde parece haberlo todo, defendiendo toda norma de condu...

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Una dosis de epinefrina es lo necesario para llenar de euforia sentidos que se encuentran vacíos en la perdición de una soledad profunda como si oscilase jugando con la nada en un universo donde parece haberlo todo, defendiendo toda norma de conducta que sintetice en el imperativo categórico, parece una sensación que forma parte de ideales ascéticos, que te culpabiliza del sufrimiento en lugar de reconocerlo como parte intrínseca de la vida.

Los afilados ojos de Shoto quedaron completamente cautivados por aquellas facciones de quien tenía abajo, quién aún siendo un sencillo chico, sin los alardes ni adornos superfluos, era bonito; sus instintos morían por tocarlo, quería acariciarle el rostro, por más ínfimo que ese tacto fuera.
Sin embargo Kaminari sentía esa mirada como una de completa neutralidad, como si ni siquiera se encontrara ahí en la casa con el, su respiración se encontraba errática, agitada, provocaba a su corazón golpetear contra su pecho jurando que en cualquier momento saldría de su eje, sentía una corriente fría subir y bajar de su espalda tan constantemente que su temperatura bajó notablemente y su estómago pareció querer hacerse de reemplazo.

-Quítate.- Expresó con la mirada ciertamente perdida, absorbida por el color alternado entre una perpetua lucha interna.-Me estás aplastando.-

De entre esos labios rojizos y raspados por el frío quiso salir una objeción, no obstante un suspiro que medraba desde lo profundo de sus entrañas fue lo primero en abandonar su sistema, por unos segundos se escuchó la tela moverse junto a un crujir.

-Perdón.-

Susurró a costa de pasos cautelosos, ahora pudiendo divisar mejor esa pálida piel de las manos de aquel ser estando sus uñas pintadas de negro, ante ello solo arqueó una ceja sin tener en claro la razón en particular de su acción.

-¿Te dejan pintarte las uñas?creí que estando en el hospital no debías.-Preguntó con una voz muy átona, no deseaba escucharse como un tipo arrogante o demandante aunque su voz baritono profunda no le ayudaba ni un poco, no terminaba de entender porque no quería parecer hostil; pero ahí estaba, tratando de regular su voz a una calmada, manteniendo una distancia prudente y sin hacer más contacto visual.-De todas formas, se te ve bien.-

No escuchó respuesta y eso lo inquietó un poco, quizá estaba incómodo, no tenía certeza ni forma de asegurarse ya que el lenguaje corporal del chico le resultaba confuso y complicado de leer, levantó la mirada, topandose con esos orbes redondos que brillaban como el manto estrellado que los cubría, un pequeño escalofrío le recorrió la espalda, por lo cual formó una mueca y alzó las cejas sin tener claro si era mejor marcharse, simplemente le tomó las manos y le regaló una sonrisa de lo más gentil que encontró, conducta que no fue el resultado su aprendizaje. Fue no reflexivo y desencadenado por estímulos, algo puramente instintivo.

¡𝐋𝙤𝙤𝙠 𝐀𝙩 𝐌𝙚! ᜊ 𝘽𝙖𝙠𝙪𝙆𝙖𝙢𝙞. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora