HxH: Hunter X Heroes

Capítulo 15: Reunión y Determinación

 Los ojos de todos los presentes apuntaron a quien había hablado. Una mano levantada desde los cuatro presentes marcó inmediatamente quien declaró el retiro. Con una expresión facial que denotaba vergüenza, incomodidad y decepción. Era Tokoyami.

- En... en mi combate contra ese loco, - comenzó a relatar el chico pájaro – no pude hacer nada. Ni esquivar su primer ataque. No fui de utilidad, y no lo seré ahora. – Incluso Bakugo no logró evitar un sentimiento de empatía. Pocas luchas en su vida habían sido tan duras como esa última, y quizás, ninguna más desquiciada.

- Tokoyami-kun, - llamó el joven de cabellos blancos – Leorio nos manifestó que fue gracias a ti que logró salir con vida. Tu presencia lo motivó ir más allá de sus capacidades. – sonreía sinceramente.

- Es verdad – confirmó el del clan Kurta – en capacidades físicas, Leorio es el más débil del grupo, pero su corazón es noble como el de ninguno – una sutil sonrisa adornó el rostro del rubio -. Si no hubieras estado presente, tememos que hubiera pasado con él. Es un impulsivo cabeza hueca, pero al mismo tiempo, un genio de interior puro.

- Desde la agencia de Hunters, - dijo Novu mientras se acercaba al chico pájaro – te damos las gracias por cooperar en esta misión - se inclinó en una reverencia de 90° y sus acompañantes hicieron lo mismo – y por salvar la vida de nuestro camarada, te lo agradecemos como amigos.

  El asombro del estudiante aludido se evidenció en su rostro. No esperaba semejante muestra de honor ante su retiro, lo que incluso héroes profesionales, que tendían a demostrar incluso menosprecio ante tales situaciones. La sorpresa dio lugar a la seriedad, en la cual Tokoyami imitó a los usuarios de Nen presentes.

- Soy yo el que está agradecido. Ha sido un honor y un privilegio servir con ustedes. – el chico pájaro se levantó, luego de lo cual, quedaron los tres estudiantes conocidos como los Tres Grandes de la U.A. El silencio que se dio luego fue interrumpido por el director del lugar.

- Mis queridos jóvenes, - dijo con seriedad – son libres de retirarse. Tanto los profesores como sus compañeros de clase se preocupan por ustedes. – cerró los ojitos mientras continuaba - En su ausencia, recibimos muchos de sus amigos a diario, quienes consultaban por alguna novedad. Fueron días muy largos para ellos, y aún más para sus familias. – miró a los ojos de los tres estudiantes presentes, antes de continuar. – Piensen en ellos... piensen en ustedes... piensen... y tomen una decisión.

- Tienen hasta el final de clases para comunicarnos su respuesta. – avisó Biske, luego de lo cual se les pidió retirarse, orden que acataron.

  Los cuatro se encaminaron de nuevo al sitio donde estaban practicando sus compañeros de clase, los cuales tuvieron que tragarse su curiosidad, pues a mitad de una clase, Aizawa no les permitiría cuchichear.

  La mente de los estudiantes seleccionados repasaba las preguntas y consideraciones que sus mentores les habían mencionado. La misión a la que se enfrentarían sería aún más peligrosa que la última, donde sus vidas habían estado en auténtico peligro. La lucha con el Hunter Hisoka había sido dura, por no mencionar otros atributos: brutal, salvaje, sádica y desesperante. A Midoriya aún le provocaba un escalofrío el recordar la sensación de triturar órganos con sus nudillos, la forma en la que los tejidos cedían ante la presión ejercida por su mano. Le costaría mucho superarlo.

  Bakugo, por su parte, se mostraba más hosco de lo usual, pues, aunque deseara negarlo, tenía miedo. En U.A, él era de los individuos más poderosos, y disfrutaba de que la gente lo mirase con respeto y temor, ya sean compañeros de clase, profesores o los integrantes de otros cursos. Pero esa ocasión había sido completamente distinta: su poder no le había servido. Había dependido de otros para salvar su vida. ¡Le debía una al bastardo Mitad-mitad! Sin no hubiese interferido, hubiese sido asesinado por el bufón, sin contar que tuvo que contar con la asistencia de otros para luchar, acto que no le producía ni una pizca de gracia, sin contar que había sido lastimado y tenido que mantenerse al margen para no ser un estorbo en la lucha. ¿Quién le aseguraría que no ocurriría de nuevo?