—No, no lo deseo...— se escuchó un pequeño suspiro y susurro tras haber inspirado hondo. Ella apenas y podía pensar con claridad, sólo seguía pensando en maneras de no hacerlo enojar.
—Pues entonces no entiendo. — Sus palabras eran totalmente claras. El pulso de ella había comenzado a alterarse, una y otra vez se tomaba las manos en un tic nervioso. Sintió un vacío en el pecho, ese tipo de sentimiento que tienes cuando mamá te llamaba la atención por haberte portado mal. Su respiración comenzaba a fluctuar y era incapaz de elevar la mirada — ¿Entonces para qué me calientas si no deseas que estemos juntos? ¿Crees que es justo para mí? —
Él volvió a acercarse, llevó sus manos a las mejillas de ella, él podía sentir ése pequeño temblor entre sus dedos. Ella tenía mucho más miedo ahora que antes.
Mike no se inmutó ante aquella sensación de no correspondido.
—¿Para qué te pusiste ésta falda— la rústica tela de la falda se deslizó entre sus dedos mientras aproximaba la misma mano hacia la entrepierna de ella— si no era una invitación a estar dentro de ti?
¿Era eso posible? Pensó ella. Quizás si era su culpa, ella había decidido ponerse la falda por que se veía hermosa con ella. No había llegado a pensar que podría parecer una insinuación para él. Debía haberlo pensado mejor. Definitivamente, era eso.
Dejó de poner resistencia porque se encontraba absorta en sí y en sus pensamientos.
No podía dejar de pensar que era su culpa, que él se encontraba con toda la razón.
Seguramente su madre le diría que sí, que era su culpa.
—¿Ves? Si lo quieres. — susurró él mientras sus dedos comenzaban a recorrer territorio prohibido. Ella gimió en inercia. Entonces, quizás si lo quería. Si era capaz de gemir, lo quería. — Yo sabía que así era...
Él continuó, no solo tocándola, si no que ahora ya se encontraba quitándole la ropa. Ella estaba paralizada, pero de sus labios salió un muy claro ''No.'' Cuando comenzó a besar su cuello.
Así no era como ella quería que pasara. Ella no quería que se sintiera así. Ella quería que fuera especial. Ella quería querer.
—Por favor, Mike...— el susurro volvió a aparecer. Ya estaba desesperada, pero ya desnuda. Él la tomó del cuello, y apretó con mucha fuerza, hasta hacerla callar. Ella prefirió eso.
¿Sería su culpa por no pelear? ¿Debió discutir? ¿Pelear?
Cuando todo acabó por fin, cuando él se detuvo, ella no se sentía allí. Ella se sentía fuera de sí.
Ella sentía que no estaba con él. Eso le ayudaba a aliviar el dolor. ¿Era normal tanto dolor? ¿Era normal que su cuerpo se sintiera tan agotado? Sus manos temblaban mientras él se vestía.
Sus ojos comenzaron a enfocar en dirección a Mike, mientras lo veía vistiéndose. Él se acercó a ella de nuevo, le tomó de su mejilla y depositó un beso en sus labios.
'Asco'.
Ésa era la palabra que volaba por su cabeza. ¿Era posible tener asco de alguien a quien querías? ¿Ella lo quería?
—Te dije que sí querías. Estuvo muy bueno... ¿No te parece? — la volvió a besar justo antes de acariciar su mejilla.
Ella no dejó de mirarlo, ni dijo nada. No había palabras que salieran de su boca que pudieran expresar lo que su cuerpo sentía.
Pudo sentir la ausencia del chico esporádicamente, mientras volvía a la realidad.
¿Dónde estaba? Fue la primera pregunta que pasó por su cabeza. El dolor aumentó, la cabeza comenzó a darle vueltas la cabeza. Sus manos comenzaron a temblar, su estómago a doler, su mirada se nubló. Lágrimas comenzaron a caer, la garganta a doler, un nudo a subir. Las náuseas hicieron efecto y cuando se dio cuenta, ella ya estaba vomitando todo.
Al costado de la cama. Desde un inicio, ella había aceptado entrar al hotel. Ella había decidido entrar con él al hotel. Se lo debía.
Su realidad le hizo tocar el piso, de rodillas comenzó a llorar con fuerza, no tardaron en salir gritos ahogados de su garganta.
—¿Qué haces ahí? — su cuerpo se paralizó, la nubló el miedo. ¿Volvió para hacerlo de nuevo? — Cariño, pensé que te habías arreglado para irnos ya. Mira...— Mike llevaba en sus manos un ramo de flores y un paquete de chocolates. En su rostro había una gran sonrisa, tierna. — las traje para conmemorar nuestra primera vez. Te amo...— ese susurro le dio aún mucho más miedo a ella. ¿De eso se trataba el amor? — Que asco— ella volvió a subir la mirada y notó que él estaba asqueado volvió a mirar al piso y ella se avergonzó.
—P-perdón...— susurró de manera suave mientras se ponía de pie. Por un momento, se le olvidó todo lo que le había pasado minutos antes.
Por un momento su cuerpo dejó de temblar, y decidió dejar lo demás de lado.
—Te espero acá fuera. ¿Ok? — Escuchó que Mike dijo a la vez que se alejaba, hacia la puerta.
Ella atinó a asentir mientras se ponía de pie y corría al baño a ducharse. Quizás, ése, fue su primer error.
Aún, cuando pasaron dos meses después de aquél incidente, ella seguía sintiendo que era normal. Que ella lo causó, le dio señales incorrectas, y debía recompensarlo por aquellas indicaciones erróneas.
Despertaba en la madrugada, sola en su habitación, aterrada, llorando, pero nada hacía que dejara de sufrir.
Aunque se dijera que estaba bien, de que era normal. De que ella lo quería, aunque se mintiera, ella nunca terminaba de estar bien. Y muy internamente, lo sabía. Ella sabía, que nada de eso estaba bien. Que estaba mal y que nada de eso era normal. No era su culpa, y aunque ella se quisiera decir que lo era, no, no era su culpa y ella no era la que estaba mal.
Ella no era la culpable de nada de lo que sucedía. Él era e culpable. Él lo hizo.
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Amor libre de toxinas.
RandomLos traumas pueden tratar de minimizarse, y puede decirse que nos pueden consumir día a día. Podemos fingir que no está pasando. Podemos fingir que es mentira, o que es menos de lo que creemos. Pero no, no lo es. Y podemos sumirnos en una vida trist...