Pasaron dos semanas sin que hablemos. Me llamaba dos o tres veces por día, me dejaba muchos mensajes. No le contestaba nada, en la escuela también me saludaba e intentaba hablar conmigo pero lo único que recibía de mi parte era un enorme rechazo.
Me sorprende el como sobrevivía esto. Lloraba, mucho. No salía con amigas, no tenia ánimo para nada.
Recuerdo esa mañana que salí a caminar y lo vi. Me siguió muchas cuadras y a pesar de que iba escuchando música lo podía oír decir mi nombre. Siempre que salíamos a caminar hacíamos e recorrido que hago ahora, y que creo que hare siempre.
-¿Qué pasa?- Me di vuelta y le dije con tono de voz fue muy seco.
-¿No hablaras conmigo?- se fue acercando lentamente.
-Si tienes que decirme algo este es el momento-.
-¿Por qué no contestas mis llamadas? ¿Por qué no respondes mis mensajes? ¿Por qué nunca me respondes? ¿Por qué me…- Lo dijo de una forma desesperada que por un momento pensé en abrazarlo y luego recordé aquel día. ¿Rencorosa? Más bien diría dolida o mejor con el corazón roto.
-Por favor- Dije entre risas pero con una cara de enojada, seguro –No tienes vergüenza, ¿Crees que no sé lo que has estado haciendo todo este tiempo?- Comencé a llorar sin hacer algún tipo ruido.
-¿Qué te hice? Dímelo- Me tomo de los bazos.
Bajé mi la mirada hacia un costado -Ya no quiero verte- luego hice un movimiento tratando de zafarme de él.
-No me digas eso, por favor. Yo te amo-. Me miro a los ojos intentando que yo haga o mismo.
Me negué con la cabeza –Ya no te quiero. No te necesito para ser feliz- Me di vuelta y seguí caminando.
Me seque la cara con el puño y volví a repetirme lo que le dije ultimo. “Ya no te quiero. No te necesito para ser feliz”. ¿A quien intentaba engañar? No seguía sintiendo lo mismo pero aun así lo quería.
Recordaba todas las cosas que hicimos juntos y sentía como que nunca iba a parar de llorar. Los recuerdos eran pocos pero los repetía tantas veces en mi cabeza que los hacía parecer eternos. Lloraba hasta quedarme sin aire en los pulmones y hasta que la cara me ardiera de lo salado de las lagrimas. Cada vez que salía o hacia algo me hacia recordarlo a él o lo veía. Sentía que me destruía por dentro.
No sé que pretendía de un chico que engañaba a su novia anterior y probablemente también a la posterior a ella. ¿A caso por mi iba a cambiar? ¿Y si no significaba nada para él? “Las personas no cambian, aprenden pero no usa en conocimiento que adquieren. Prefieren ser unos ignorantes en todo”.
Hablaba con mis amigas cientos de veces y por más que intentaban consolarme seguía mal. ¿Mi fase motivadora para olvidarlo? Déjame pensar… tal vez “Hasta el corazón más roto perdona”. Me engaño a mí misma. Lo amo, como a nadie. Y lo que hice y espere por él no lo dejare por algo así, se que debería hacerlo. Si de verdad me ama me buscara de nuevo y estará dispuesto a dar el triple de lo que dio al principio.
Cuando fui a la casa de Ana lo crucé. Él iba por la cuadra de enfrente caminando hacia la misma dirección que yo. De la nada siento algo raro, como si alguien estuviera manteniéndome la mirada y volteo a ver quien estaba. Gastón ¿Por qué no me sorprendió que sea él? Extiende su mano y me saluda. Mi corazón se detiene por un mínimo momento y pienso. En la última vez que estuve con él. Aquel día en el que fui a su casa, y fue tan lindo como siempre, pero fue la última vez. Eso me atormenta de alguna manera. Lo extrañaba, cada parte de mi lo extrañaba.
Y cosas como estas me pasaban todo el tiempo, en algunas ocasiones le daba más importancia, algunas veces le dé volvía el saludo. Lo hacía con el fin de que piense que estaba superado, olvidado, el él ya era algo del pasado. Un pasado en el que pensaba todo el tiempo.
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Como la primera vez
Romance“Quiero recordar su perfume, su respiración como si el aire no le fuera suficiente para vivir el momento, su risa tímida y algo misteriosa, sus manos acariciando mi espalda como la seda acariciando la piel de un bebe y sus brazos fuertes como si est...