Era una mañana despejada y tranquila, pero para Katsuki Bakugou, la serenidad del día apenas importaba. El estridente sonido del despertador lo arrancó de un sueño escaso, dejando su rostro marcado por el agotamiento y el esfuerzo. No había podido dormir bien, pues había pasado la noche entrenando sin descanso para dominar su nuevo don, el regalo otorgado por el héroe número uno, All Might.
Cuando finalmente puso un pie en el suelo, el frío cortante de la mañana se deslizó por su piel y lo congeló hasta los huesos. Por un breve instante, consideró regresar al cálido refugio de su cama, pero la idea de su madre sacándolo a rastras por las orejas lo hizo reconsiderar rápidamente. Sabía que cumplir con su rutina matutina era una batalla que no podía evitar.
Sin embargo, la mala suerte no tardó en aparecer. Al dar un paso descuidado, su dedo pequeño del pie chocó contra una pesada mancuerna que había dejado olvidada en el suelo. El dolor tardó unos segundos en hacerse sentir, pero cuando llegó, lo hizo con la fuerza de una explosión. Su grito desgarrador resonó por todo el edificio, despertando a los vecinos, quienes, acostumbrados ya a sus excentricidades, solo suspiraron con resignación.
Al bajar las escaleras, Katsuki se dirigió directamente al baño para atender sus necesidades matutinas y darse una ducha rápida, acompañada de un enérgico cepillado de dientes. Al terminar, salió envuelto en una toalla que colgaba descuidadamente de su cintura. Mientras caminaba hacia su habitación, el sonido de una puerta abriéndose y un tierno bostezo captaron su atención. Pequeños pasos apresurados resonaron en el pasillo, dirigiéndose al baño con prisa.
Ya vestido, Katsuki salió de su cuarto y se encaminó a la cocina. Allí, con la misma determinación que ponía en sus entrenamientos, se colocó un gorro de chef y un delantal que llevaba impresa la frase "Explosivamente sexy". La escena, aunque inesperada, parecía encajar perfectamente con su personalidad única y su confianza desbordante.
Unos minutos después, alguien irrumpió en la cocina, llenando el espacio con una energía vibrante. Era una chica de cabello verde brillante y ojos de un rojo suave que parecían brillar con curiosidad. Llevaba puesto el uniforme de secundaria, pero lo que realmente llamaba la atención eran sus grandes orejas de conejo que se movían ligeramente y su esponjosa cola, que se agitaba alegremente al captar el aroma del desayuno recién hecho.
Ella era Akane Midoriya, la hermana menor de Katsuki y, aunque él jamás lo admitiría en voz alta, su princesa. A pesar de que todos los conocían como hermanos, no compartían lazos de sangre. Su relación había nacido en la infancia, forjada por el destino y, sobre todo, por sus madres. Vivían juntos bajo el mismo techo desde que la tía Inko, madre de Akane, enfrentó problemas económicos. Mitsuki, la madre de Katsuki, no dudó en abrirles las puertas de su hogar, creando una familia tan peculiar como entrañable.
A pesar de su actitud explosiva y el carácter indomable que recordaba a un chihuahua furioso, Katsuki Bakugou tenía un punto débil: su familia. Más aún, su hermana. Aunque jamás lo admitiría en voz alta, ella era su mayor tesoro, y protegerla era una misión sagrada, una que cumplía con la misma fiereza con la que enfrentaba a sus rivales.
Lo recordó con una satisfacción perversa: un niño, iluso y valiente, había intentado declararle su amor a Akane, extendiéndole una pequeña flor con manos temblorosas. Katsuki, con su instinto sobreprotector y su actitud explosiva, no lo pensó dos veces. Con una chispa de su don y una mirada de advertencia que podía derretir el acero, redujo la flor a cenizas ante los ojos del pobre chico.
—¿Creíste que podías acercarte a mi hermana así como así? —gruñó, cruzando los brazos mientras el niño, con el rostro empapado en lágrimas, retrocedía aterrorizado.
Akane suspiró profundamente, cubriéndose el rostro con una mano.
—Eres imposible, nii-san... —murmuró, aunque en el fondo sabía que la reacción de su hermano era su retorcida manera de demostrar cariño.
Para Katsuki, aquello había sido un éxito rotundo. Otro enemigo alejado. Otro peligro neutralizado. Y, más importante aún, otro recordatorio de que nadie tocaría a su hermana sin su aprobación.
Ahora, en el presente, Katsuki sabía que Akane podía defenderse sola. Ya no era la niña que tenía que proteger con explosiones y amenazas. No, ella era fuerte, decidida, capaz de aplastar a cualquier idiota que intentara meterse con ella. Esa certeza le daba tranquilidad... y también una excusa para finalmente enfocarse en su propia meta: convertirse en el héroe número uno.
El sol de la mañana pintaba tonos cálidos en las paredes cuando terminó de empacar sus cosas. Su habitación, que antes era un campo de entrenamiento improvisado, quedaba ahora vacía, excepto por el leve olor a pólvora y sudor que era parte de él. Tomó un último vistazo antes de cerrar la puerta, una sonrisa ladeada apareciendo en su rostro. Era hora de empezar su nueva vida.
En la entrada, Akane lo esperaba con los brazos cruzados, intentando mantener su expresión tranquila, pero sus orejas de conejo la delataban, temblando con un leve nerviosismo. Katsuki la observó un instante y luego, en un gesto rápido y poco usual en él, se inclinó y le plantó un beso breve en la mejilla.
—No te metas en problemas, coneja —murmuró, con un tono que intentaba sonar indiferente.
Akane parpadeó, sorprendida por el gesto, pero antes de poder responder, él ya estaba saliendo por la puerta.
Cuando el sol estuvo alto en el cielo y la casa se sintió más vacía de lo habitual, Akane se dirigió a la cocina para buscar algo de comer. Fue entonces cuando notó un pequeño detalle: el almuerzo de Katsuki seguía allí, perfectamente empacado en la mesa.
Suspiró, llevándose una mano a la frente.
—Por supuesto que olvidaría algo... —murmuró, sacudiendo la cabeza con una pequeña sonrisa. Al final del día, no importaba cuánto creciera, Katsuki Bakugou seguía siendo, en esencia, él mismo.
continuara....
esta es una version mejorada de mi fic "eres una mujer?!!", con un mejor desarrollo pero aun seguira teniendo su caracter comico, no se lo pierdan y recuerden, si te la jalas demasiado cristo rey no te dara su bendicion
chau :v

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¡¡ELLA ES MI HERMANA!!
FanfictionKatsuki Bakuguo era un chico que se esforzaba en cumplir su sueño de ser el héroe número uno, pero un día que estaba en clases olvido su almuerzo y tuvo que llamar a un conocido para que se lo trajera a la academia, sin saber que eso desataría que c...