De amores en guerras. Parte I

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Era el año 2175 y la humanidad estaba envuelta en la peor guerra jamás vista, la raza humana ya era una civilización en estadío II, según la Escala de Kardashov, capaz de dominar por completo su sistema solar. En el año 2035 el gran científico James Hank involucró la tecnología robótica con propósitos militares y aunque sus métodos fueron cuestionados y terminó siendo condenado a muerte por sus actos de homicidio ya había puesto una gigantesca maquinaria en marcha. Para el año 2050 la humanidad ya había lanzado sus primeros pasos en la conquista y colonización de Marte y algunas lunas de Júpiter y Saturno. Siete años más tarde comenzaron las construcciones en el vacío espacial y así nacieron los hábitats, gigantescas naves espaciales con la capacidad de imitar las cualidades de un planeta completamente habitable. La robótica también avanzó cada vez para imitar más a la humanidad, hasta caer en el llamado Valle de la Insertidumbre, un fenómeno por el cual la humanidad rechazaría a los robots tan parecidos a ellos. Todos ignoraban el proceso de creación de aquellas primeras inteligencias artificiales de Hank, orígen de las actuales más complejas, al alejarse de los humanos los androides despertaron sus conciencias y crearon su propia raza y bandera. Así estalló la guerra. Humanos contra Alphangers y sólo una raza sobreviviría.

Base militar humana en la luna Pandora de Saturno:
🔊🚨ALERTA-ALERTA-ALERTA Cazas enemigos a la vista, rumbo código 66 RESPUESTA INMEDIATA.
-Scott, vamos, estamos bajo ataque!!
El copiloto de Scott lo despertaba con urgencia, después de años de simulacros era rutinario acciones como esa se dirigían por los pasillos de la base hacia el hangar, los tubos metálicos del pasa manos brillaban con las luces rojas de la alarma, la gravedad artificial no era completamente estable y se podía saltar y correr con ligereza, al llegar al hangar su nave era la segunda a la derecha. Su caza-bombardero Strikehaven no era el último modelo pero el piloto de primera clase Scott Graham lo dominaba a la perfección. Según las reglas de su división para ser un As nesecitabas 5 derribos, Scott tenía 17 marcas al lado de su cabina. Su nave era su único amor, la llamaba Lucky, llevaba como emblema un símbolo calaverico de un robot, odiaba lo que no conocía, pero que más da todos los humanos odiaban a esas cafeteras asesinas venidas a más.

-Scott* Aquí líder amarillo, motores en caliente, preparando para despegar...
-Base* Recibido líder amarillo, salida en verde, despegue cuando quiera.

Siempre pensaba en esa sensación hasta cuando dormía, la aceleración de un motor de fusión obligando a la inercia a dar paso a un ave gigante de metal. Sentirse con el poder de salvar o quitar vidas detrás de los cañones blaster de la Lucky, se sentía dios por un segundo.
La formación clásica en cono era la obvia para la situación se señalaba a los enemigos detrás de la línea de asteroides, la interferencia al radar no  dejaba ser más claro.
El grupo de respuesta rápida iba saliendo de la primera línea de asteroides cuando la Base 032 perdió contacto de radar con sus naves.

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