#6: Mentira...

9 1 0
                                    

Camael me observaba detenidamente, yo esperaba aunque fuese un “De nada", en cambio sabia que un demonio sólo tiene arrogancia y orgullo, nunca se denigraría dirigiéndose a un humano.

—No me des las gracias, simplemente quise jugar y encontré con quien, sólo hice pecar a un alma inocente…-Término de decir Camael con una sonrisa arrogante.

—¡¿Qué?!

—Miserable escoria humana… Tan manipulable y tan ¡ESTÚPIDA!… -Espeto con furia Camael.

—… ¿N-nunca…me ayudaste? -Pregunté tristemente- Entonces… ¿Por que ibas todas las noches conmigo?

Camael se acercó lentamente hacia mi, yo por inercia no me moví de mi lugar. Se acercó, quitó mi cabello de mi oreja y me susurró: —… Quería hacer lo mismo que no pudo hacer tu papá… Quería tu confianza, pero siempre fuiste inteligente, demasiado.

Ya estaba acostumbrada a cosas así, cuando empecé la secundaria aprendí a diferenciar a las personas buenas de las malas y ya me había acostumbrado a: la traición y ser utilizada. Pero ante todo siempre tuve una sonrisa, que en algunos de los casos era con la que salia adelante y en la mayoría de los casos siempre aplacaba a esas personas malas que me querían ver triste.

En mi corazón siempre hubo humildad y aunque me hicieran sentir mal, siempre ayudé a todos sin importar quien fuera sin esperar nada a cambio. Este sería uno de esos casos.

Camael estaba cerca todavía, yo asimilaba las palabras que me había dicho, pero aún así me sentí agradecida, abrazando a Camael de todas formas.

—No importa… Gracias… -Le dije con los ojos cerrados demostrándole que si estaba agradecida totalmente.

Camael en ese momento sintió culpa, todo lo que me había dicho era mentira, en realidad si me cuidó ese tiempo… Al abrazarlo el sintió que el mundo se le venía encima. No quería dañarme, pero aunque quisiera no podía, era fuerte.

Un demonio se alimenta de: odio, ira, rencor, pero sobretodo de miedo. Nunca podría sentir eso, pero nada es eterno y tal vez en un momento lo tendría.

Total tenía toda la eternidad para eso…

Camael ya no soportó más y salió volando dejando me ahí sola.

Sentí de repente un movimiento abrupto en la tierra, voltee hacia todos lados, nada. Miré al cielo y ahí había una grieta enorme donde veía personas caer, eran almas: viejos, jóvenes, incluso niños, no entendía en ese momento hasta que cierto señor me sacó de mi transe.

—Aquí todo es un negocio redondo y cerrado… Nadie se exceptúa, incluso los niños vienen aquí. -Dijo Lucifer.

—¿Por que hay niños aquí? -Pregunté confusa.

—Te falta un poco que aprender, Saycarx…

Le interrumpí abruptamente: —¡Marimar, señor!

—No, desde hoy te bautizo como Saycarx. Por que significa: Pura, astuta y guerrera caída del cielo. Eres una joven muy poderosa, un ángel caído que no recuerda nada… Por eso tuviste el poder de advertir a tus amigos aún estando en la dimensión espiritual...

:—Pero bien, como te decía, Saycarx. Aquí vienen niños por dos razones: uno; juegan cosas que nunca debieron de jugar y el espíritu con el que se contactan toma rehenes, se dice que le quitan al niño lo malo con un exorcismo o en un caso express una oración, pero en realidad lo que sacan de su cuerpo es su propia alma dejando al visitante como portador para hacer el mal, algunos llegan lejos, incluso llegan a ser presidentes... Y dos: Sucede que personas adultas necesitan a un ser puro para hacer pactos a cambio de algo de aquí abajo, inocencia el pago más alto para un demonio, los matan y hacen todo ese ritual y las almas caen aquí…

Me detuve a observar rotundamente cada ser que caía hacia el fuego. Unos sufrian, algunos reían y otros simplemente no tenían expresión alguna.



Iba a ser una noche muy larga… Pero era mi nueva vida.

✖Monochrome✖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora