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-Jean, él puede venir en cualquier momento -la respiración de ella era bastante agitada, ni siquiera podía mencionar una oración seguida. Si bien los encuentros con el mejor amigo de su hermano se habían vuelto más constantes, aun no terminaba de acostumbrarse a estar con el hombre del cual había estado enamorada desde años atrás.
-¿No te has cansado ya de esconderte como vil ratoncita? -él tomo el rostro de aquella delicada joven y lo levanto para hacer que la mirara, mientras su mano libre tomaba sin descaro la intimidad de ella entre sus dedos.
Inevitablemente ella jadeo y mordió sus labios, lo cual hizo que cada parte de Jean sufriera un escalofrío. Si bien le encantaba poder estar con ella y con otras mujeres, no podía evitar sentir más deseo hacia la hermana de su mejor amigo.
-Dímelo -pidió el varón apretando ligeramente la barbilla de la menor, sin lastimarla. -Dime que te gustaría que él lo supiera y que todos supieran que eres totalmente mía.
Las piernas de aquella nerviosa chica temblaron y un cosquilleo cubrió su espalda baja, haciendo que abriera un poco más sus piernas. Se negaba a ceder y mencionar aquellas palabras que Jean le había pedido; si bien una parte de ella quería que fuese cierto, la otra prefería que todo se mantuviera oculto.
-Eres solo una ratoncita asustada -Jean tomo el cuello de ella entre sus labios y lo humedeció con pequeños besos.
Ella no se podía explicar como de un momento para otra los roles habían terminado así, ella siempre se había limitado a mirarlo cuando visitaba a su hermano y saludarle cordialmente.
Si bien estaba muy enamorada de él, no se podía permitir ser tan descarada y mostrar señales de todo aquello.
-¿Te gusta? -preguntó la madre de aquella joven distraída -ambas estaban en el patio creando una pintura, o al menos eso trataba de hacer _____.
-¿Eh? -volteo a ver a su madre, separando la vista de los dos varones quienes experimentaban con algo a lo lejos -claro, tu pintura es linda.
-Sabes que no me refiero a la pintura, cariño -su madre comenzó a reír al notar como su pequeña hija se sonrojaba y hacia un puchero de molestia -he notado como miras siempre a Jean.
Ella se perdió al escuchar como su madre había descubierto su enamoramiento, a lo lejos Jean miraba a ambas mujeres perdidas en una plática; aunque podía notar el rostro confundido y nervioso de la hermana de su amigo ¿la estaría regañando? ¿y si iba a salvarla?
-Jean, ya podemos probarlo otra vez. Estoy un diez mil millones porciento seguro de que esta vez funcionara -Eren sonrió satisfecho y levanto su dedo pulgar en señal de confianza.
-¿Puedo llamar a _____ para que lo vea? Así podría darnos su opinión -Eren asintió sonriente y Jean levanto su mano hacia la dirección donde la menor estaba.
