Π•INQUEBRANTABLE•Π [Ramsés x Moisés] ¶OMEGAVERSE¶

I

El soberano Seti miraba el palacio al lado de su primogénito. Este mismo parecía inquieto, es más parecía querer irse.

- ¿Qué sucede Ramsés? -

Dijo el hombre mayor, mientras volvía a su trono.

- No sucede nada, padre - mencionó neutro, mientras le seguía el paso.

Los alfas se miraron.

- Mira Ramsés, necesito que vayas pensando en el futuro del reino que gobernarás, no te preocupes por encontrar una reina yo mismo me encargaré de eso.

El moreno alfa no estaba convencido, esas cosas no le interesaban, claro, le gustaba el poder, pero... gobernar junto a una esposa? Solo tenía a alguien en mente, para ser digna o mejor dicho digno de ser su esposa.

Cerca del río nilo, se encontraba un hermoso chico delgado color canela. Disfrutaba bañarse muy temprano, ya que así evitaría las miradas morbosas de los soldados.

Esperaba a que cierto alfa apareciese, si bien ambos habían sido criados como "hermanos". Con el paso del tiempo desarrollaron sentimientos uno por el otro.
Acordaron en mantener una relación en secreto, si su padre o madre los descubriesen terminarían separándolos.

- ¡Moisés! -

El omega volteó a ver el corpulento cuerpo del alfa, no pudo evitar sonrojarse al darse cuenta que solo estaba cubierto con una toalla.

- ¿¡Qué haces aquí!? Deberías estar con Padre - reclamó mientras salía del lago y se dirigía a donde se encontrabas su ropaje.

- Ya estuve con él - respondió el alfa mientras miraba como el omega se vestía.

- Y...¿Qué es lo que te dijo? Seguro fue para reclamarte el desastre que hicimos hoy - recordó y miró a su alfa .

- Sí eso y...y -

- ¿y? ¿qué? -

- Moisés, mi Padre quiere conseguirme una esposa -

Vio al omega mirarlo con asombro para después verlo con tristeza.

- Eso significa que te casarás pronto... -

- Sí -

Los amantes sabían muy bien que ese momento llegaría, el lazo de amor que habían formado estos años se rompería de un momento a otro. Hace poco habían decidido mantener una relación en secreto, después de que descubriesen que sus sentimientos eran mutuos

- No lo permitiré -

Habló el alfa, captando la atención del otro más delgado.

- Ramsés no puedes desobedecer lo que dicta nuestro padre, además, sería una ofensa hacia los Dioses -