Barritas

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Dos imbéciles terminaron en el espacio, el primero quería alejarse de todo aquello que le recordara a su ex-prometido mientras que el segundo, bueno, el segundo estaba "aburrido".

−Aún lo extraño− Comentó Yugi recargado en el cristal que daba hacia el exterior sin mirar a su contrario− ¿A quién? ¿Al perro teibolero? – contestó con cierta burla sabiendo perfectamente bien que se refería al faraón−Sí, al perro teibolero− respondió con una media sonrisa, a pesar de la breve estancia de Atem con cuerpo propio, dejó una "mala" impresión en las personas en corto tiempo, aun así, nunca dejó de quererlo. Se dejó caer en el suelo y terminó sentado dando la espalda al vidrio y mirando hacia el mayor− tú también extrañas a alguien, ¿cierto? –Preguntó con sinceridad sabiendo que Seto había cancelado su compromiso con Jaden y que debido a eso quiso escapar del mundo, aunque claro, olvidó que nunca iba a dejar solo a un amigo que lo necesitara.

−Como si fuese a responder algo así

−Oh vamos Seto, literalmente estamos condenados a morir en menos de dos horas debido a la falta de oxígeno

−Yo no te dije que vinieras

−Y no te estoy reclamando por eso, solo digo que al menos podrías actuar más "humano" antes de que todo esto acabe− Se dio cuenta que el mayor no cedería y solo terminaría haciéndolo enojar si continuaba, suspiró con pesadez y se levantó para después estirarse un poco− pero supongo que no tiene caso pedirlo, iré a comer una barrita, saben asquerosas pero no puedo dejar de consumirlas−Se encogió de hombros y caminó hacia la salida dispuesto a ir a la cafetería deteniéndose un par de segundos en el marco de la puerta sin voltear a verlo− por cierto, desbloqueé las restricciones que le colocaste a Ai en Spotfy, si voy a irme de éste universo será bailando con mi música favorita.

Después de que el menor saliera, el joven CEO se acercó al enorme vidrio del lugar y miró al exterior. La pregunta Yugi era absurda, ¡Por supuesto que extrañaba a alguien! era evidente que extrañaba a Jaden más que a cualquier otra persona en todo el maldito planeta tierra, pero a diferencia del ojiamatista no expresaría abiertamente el vacío de soledad que lo atormentaba, en cambio, era más sútil y prefería morir por dentro lenta y dolorosamente, esa era la razón por la que su plan inicial había sido ir solo a esa estación y no volver jamás pues ya no tenía un motivo para regresar, a pesar de su fría apariencia, él realmente nunca contempló la posibilidad de que Yugi lo siguiera, mucho menos que hubiesen ocurrido fallos irreparables, él quería morirse pero no quería que el menor también perdiese la vida en el mismo lugar, aún así, no había nada que pudiese hacer y no podía regresar el tiempo aunque lo hubiese querido,fue ahí que una melodía lo hizo salir de sus pensamientos atrayéndolo hasta el lugar donde se reproducía haciendo que se encontrara con su pequeño asistente robótico siendo la fuente del sonido rítmico mientras que cierto enano bailaba como si no hubiese mañana, aunque realmente no lo había,  se limitó a mirarlo atentamente  en silencio mientras se recargaba en el marco de la puerta. 

Él y Yugi eran completamente opuestos en casi todos los sentidos, desde sus prioridades hasta sus estaturas y quizás esas mismas diferencias hacían que de una u otra forma se sintieran cómodos estando cerca uno del otro. No era la primera vez que lo veía bailar ya que incluso fue uno de sus patrocinadores indirectos, no porque tuviese un interés en particular en los bailes, mucho menos porque le gustase el tipo de música que danzaba, lo observaba porque a través de sus movimientos expresaba lo que no podían expresar palabras haciendo que los demás se sintieran como él sentía y eso era algo que nunca había logrado entender, ¿Cómo era que a pesar de haberlo visto en más de una ocasión aún lograba captar su atención por completo?

Dance Without StarsWhere stories live. Discover now