𝙎𝙋𝙄𝘾𝘼 ( ᵂᵒᵒᴳʸᵘ ᴴⁱˢᵗᵒʳʸ )

1. Spica

Kim SungKyu.

Un chico dos años mayor que yo; apuesto y de buena estatura, serio y algo temible; inteligente, algo sarcástico también; ojos oscuros pero que si los observas cerca del sol, se tornan de un avellana brillante. Labios finos y preciosos; piel clara y por supuesto, voz seductora.

Él, se graduará de la universidad mañana.

—¡Hyung, vayamos a ver las estrellas esta noche!

—No será agradable, eres ruidoso.

—¡Ah! Siempre tan cruel...

Tomé mis cabellos y fruncí mis labios con frustración.

¿A caso jamás podré hacerlo feliz?

—Justo hoy quería declararte mi amor.

Dije en un tono comprometedor, como si con aquello fuera a convencerle.

—La he oído cientos de veces.

Dijo mirándome con una actitud aburrida desde su asiento en el salón el club de astronomía de la preparatoria.

—Rayos... Entonces ya no es un secreto.

Acomodé los cabellos que cubrían mi frente con nerviosismo.

Y como era de esperarse.

—Ya detente con eso.

Mi amor—nuevamente—no fue tomado en cuenta.

Y es que ese es el problema, no puedo hacer que nadie tome en serio mis sentimientos porque yo mismo juego con ellos.

Pero estoy decidido a declararle realmente mi amor a SungKyu-hyung esta noche. Así que trataré de ser lo más romántico y empalagoso posible porque, eso es actuar con seriedad

¿Verdad?

La azotea de la escuela por las noches, realmente era el lugar perfecto para mirar al cielo y contemplar las estrellas, aunque... Es más hermoso contemplar a ese hyung en cunclillas desde el suelo, fijando su mirada hasta ellas.

—Hyung, hace algo de frío aquí... ¿puedo acercarme?

—Hazlo, pero no te pegues como sanguijuela.

Dijo mientras abrazaba sus rodillas con algo de fuerza. Entonces tomé la oportunidad y con una sonrisa pícara, me coloqué también en cunclillas hasta él y enredé mi brazo en el suyo a propósito.

Está bien, me gusta molestarle.

Se que hay cosas que no le gustan, pero por el simple hecho de parecerme tierna su forma de enojarse, es que invoco su ira.

—Ahora voy a tirarte al piso, Hyung.

Dije entre risas mientras frotaba mis cabellos en su perfectamente suave abrigo.

Pero tuve que obligarme a parar cuando su mirada seria y fría tomaron mis ojos como un rayo.

—Lo siento.

Dije y me acomodé mejor sobre el suelo.

Observé como hyung armaba el telescopio, aquel que cada noche acompañaba nuestros días de taller; aquel que fue testigo de mis locuras, de mis declaraciones, de todas las estrellas que vimos.

Marte, Saturno...

Bueno, también de la amargada expresión de SungKyu-hyung y sus regañadas porque no recordaba el nombre de alguna constelación o la teoría de la formación del universo.

¿Cómo sería mi vida ahora en adelante si él se va?

No me lo había preguntado si no hasta ahora.