¿puedo tener un corazón?

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Narrador:

Luz y Amelia se encontraban en la misma cama, Amelia recién había despertado y se tomó un momento para observar a luz

Amelia: ¿aggh por qué?. Descubrir que tengo sentimientos solo me hará más difícil el aceptar lo que hice. ¿Quien eres? Y ¿Porqué estás aquí?

Amelia no había notado que luz había despertado, y mucho menos que está la miraba

Luz: - ho-hola

Amelia: - oh, estás despierta, bu-buenos días

Ambas notaron que se quedaron unos segundos viéndose

Luz: - así qu-que eres Amelia ¿no?

Amelia: - si, ¿Cómo lo sabes?

Luz: - bueno, la señora de la cafetería me dijo tu nombre, me pidió traerte la comida

Amelia: - ah sí, gr-gracias por traerme la comida ¿...? Ammm ¿cómo te llamas?

Luz: - ammm ¿no saliste al pateo ayer?

Amelia: - no salgo, estoy castigada, no puedo dejar el cuarto, y no pueden traerme comida

Luz: - wow, eso intenso. ¿Por qué te castigaron?

Amelia: - maté al antiguo rey de los demonios y a 4 enfermeros

Luz: - ¿¡qué!? ¿¡Por qué!?

Amelia: - el rey me estaba molestando, por qué le había ganado. Soporto las burlas, pero él era un idiota, que merecía probar una cucharada de su propio chocolate

Luz: - y los enfermeros, ¿Por qué los mataste?

Amelia: - 3 de ellos me acosaban y el otro intento pasarse, y... Ya entrada en calor, los maté

Levantó los hombros restándole importancia al asunto

Luz: - wow, se lo merecían entonces

Amelia: - si, ¿con quién peleaste ayer?

Luz: - con el nuevo rey de los demonios

Luz tomó una actitud despreocupada

Amelia: - wow, lo último que supe es que había cinco queriendo ese lugar, ¿Cuál de todos era?

Luz: - creo que se llama Roger

Amelia: - ¿ganaste?

Luz: - no, no quería pelear, no me gusta la violencia. Así que me rendí, pero aún así gané

Amelia: - ¿Cómo?

Luz: - lo desmayé, intentaba matarme por ser una Noceda

Amelia: - ya lo veo, muchos odian a los Noceda, yo no, ellos me ayudan a llevar acabó mi castigo y... Me ayudan a contenerme

Luz: - ¿castigo? ¿Qué hiciste?

Narra Amelia:

Ella es nueva, así que no sabe que no debe preguntar eso. De echo no debería ni hablar conmigo, pero por alguna razón ella me inspira confianza, es raro sentir esto por primera vez en mi vida

Amelia: - niña, ¿no sabes que no deberías de preguntar eso?

Le dije con un poco de odio y dolor en mi voz

Luz: - ¿niña? ¡Soy más alta que tú! Además no sabía eso

Amelia: - ya veo, entonces te diré algunas cosas, no me preguntes por qué estoy aquí, no me preguntes sobre mi familia... Mejor no me dirijas la palabra Noceda

como una estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora