CAPITULO 1 SOMBRA

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CAPITULO 1

SOMBRA

- Quiero saber qué hacía en el hotel señorita Ozdemir... - relajo mis manos en mis piernas sosteniendo la mirada del oficial frente a mí. Su aroma a café me aturde, UGH, odio el café.

- Estaba trabajando – sonrío un poco. Sacude la cabeza y se ríe burlándose de mí. Sus dientes son demasiado amarillos y me dan algo de asco, ¿que acaso se los pinto con marcador?

- Según el gerente del hotel usted no trabaja para ellos – sonríe con una mirada triunfante. Relajo mi expresión y me recargo más cómodamente en la silla.

- Dije que estaba trabajando, no que trabajaba para el hotel – le explico, su sonrisa cae y entrelaza sus manos sobre la mesa gris. El movimiento de su brazo me deja ver el reloj por debajo de la manga de su saco, casi las 6, tenía que salir de aquí pronto o Leyla se asustaría.

- ¿Como es eso? – pregunta con el ceño fruncido. Suspiro como si estuviera aburrida.

- Fui a hacer una entrega en la habitación 1309-F y estaba con el recepcionista cuando todo ocurrió... - me sostiene la mirada por unos segundos.

- La señorita Leone afirma que una misteriosa mujer choco con ella en el vestíbulo y fue la que deposito la víbora en su bolso – levanto la ceja con incredulidad.

- ¿Como es posible que alguien hiciera eso? ¿Que no se dio cuenta?

- Dígamelo usted...

- ¿Acaso era yo la única mujer en el vestíbulo? – pregunto cuestionado la inteligencia tanto del policía como de la histérica rubia.

- ¿Porque esta tan a la defensiva? – pregunta lo obvio. Me contengo de rodar los ojos.

- Porque me está acusando de algo que yo no hice, ¿porque querría hacerle daño a esa mujer? Ni siquiera la conozco... - el hombre levanta sus cejas impresionado.

- ¡¿Acaso no conoce a Nicoletta Leone?! – pregunta impresionado como si esa información fuera relevante para mí.

- No – respondo de inmediato.

- ¿Que no ve televisión? – pregunta de una forma un poco insultante.

- Señor policía, hago entregas todo el día para ganarme la vida y tengo una hermana enferma, - suspiro, en parte es verdad – ¿cree usted que tengo tiempo de ver televisión? No tengo idea de quien es esa mujer.

- No le creo... - bufo hacia el techo. Esto empezaba a fastidiarme y el tiempo se terminaba.

- Mire, esto está tomando demasiado. Usted dice que la persona que supuestamente echo la víbora a la bolsa de la señorita Leone era una mujer y tuvo contacto con ella, entonces debió verla, ¿no es así? Porque no le dice a la señorita Leone que me reconozca entre un montón de mujeres y terminamos con esto...

- Esta muy segura – declara recargándose en la silla.

- ¡Porque yo no fui! – respondo sosteniendo su mirada sin pestañear ni una vez – ustedes me trajeron aquí sin investigar solo porque yo iba pasando, ya se lo dije, llegué a hacer una entrega y en eso estaba cuando sucedió todo...

- ¿Para quién era la entrega? – insiste. Ruedo los ojos.

- Para la habitación 1309-F, si no me cree puede revisar en mi lista de entregas... - me sostiene la mirada un momento, casi puedo ver los engranes de su cabeza funcionando.

SONRIEME DESDE LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora