Warning!Contenido +18, tiene escenas explícitas. Se recomienda leerlo solo siendo mayor de edad. Por favor, hacer caso a las advertencias.
Confío en ustedes. *wink*
. . .
—Murió —dijo Nicolo, rendido ante la situación—, el maldito auto murió.
Aunque a él no le gustaba maldecir al frente de la chica, su frustración lo venció. Sasha lo vio entrar al vehículo y cerrar la puerta con tal fuerza, que le hizo dar un pequeño saltito por el susto.
—Pronto alguien pasará y nos ayudará...
Intentó calmarlo, era la primera vez que lo veía así y le preocupaba. Aunque, siendo realistas, era muy poco probable que alguien pasara por esas horas de la noche, y menos, con esa tormenta.
El rubio la miró con pena, avergonzado por su poco temperamento y por arruinar la salida que, con mucha dedicación, había planeado.
—No llegaremos a la función. Lo siento, Sasha.
Ya era tarde, incluso tarde para volver a llevar a Sasha a su casa acorde a la hora que el señor Blouse les dijo.
Eran de las primeras semanas que salían, y con esto, el chico creía que todo su esfuerzo se fue a la basura.—¡Prefiero esto! —Respondió rápidamente la otra, sorprendiéndolo—. Me gusta estar contigo, Nicolo. Incluso si las cosas no salen como se planean, ¿sabes?
El joven sintió sus mejillas arder a pesar de la baja temperatura de la noche. Las palabras de Blouse lo tranquilizaron un rato, hasta que percató que su acompañante empezaba a tiritar del frío. El calor del aire acondicionado se empezaba a perder y Sasha se abrazaba a sí misma con sus brazos para intentar conservarlo.
—Espera un segundo.
Actuó rápido, jugándole carrera a cualquier resfriado que ella pudiera agarrar por el frío. Nicolo se sacó su chaqueta y la acomodó sobre los hombros de la castaña.
—Pero tú... —la chica lo veía confusa, bastante ingenua al acto de él. Por el otro lado, a pesar de la desgraciada situación, aprovechó el momento por más cliché que fuera. Cada cosa sumaba, ¿no?
—Estaré bien.
Como si fuera poco, recordó que también había una manta en el asiento trasero. Se estiró para agarrarlo y apoyó sobre la falda de Sasha.
—¡P-pero, Nicolo! —protestó, ahora siendo ella la que estaba sonrojada por notar (algo tarde) lo atento que era.
—Te enfermarás si no te abrigas correctamente —Le explicó con paciencia, algo que solo nacía cuando estaba con Sasha. Ella, lo miraba con esa expresión de niña enojada; fruncía el seño y abultaba su labio inferior.
Era difícil contenerse, pero se mantenía firme con tal de protegerla.
—Intentaré llamar a algún service para que arreglen el coche y te puedan alcanzar a casa.
Marcó nuevamente con su celular, aún seguía con poca señal y la batería no estaba muy llena. Pero la insistencia de que algo saliera bien permanecía.
Miró por afuera de la ventanilla, estaba oscuro y se sentía el viento golpear. Las luces lejanas de la autopista dejaban ver algunos copos de nieve caer. Escuchó un pitido y masculló alguna otra maldición en voz baja.
—Sigo sin poder contact-
Las palabras se fueron.
Quedó congelado, y no precisamente por el frío.El momento que había girado para el lado de Sasha, su corazón explotó llevando litros de sangre a cada célula de su cuerpo. Una ola de fuego ascendió desde su pecho hasta su cabeza.
—¿Qué... —tragó saliva dificultosamente— haces?
La chica que hace minutos Nicolo acobijó con lo que tenía, ahora se encontraba solo con ropa interior.
—Escuché por ahí que la mejor manera de agarrar calor es con el contacto corporal...
Había respondido, aunque al principio Nicolo no logró concentrarse en sus palabras. Al frente de él, tenía mucha información por procesar.
Sasha aún mantenía la posición de brazos cruzados, solo que ahora parecía que lo hacía por cierto pudor de no querer mostrar tanto su escote. Y su rostro, la primera vez que la notaba tan roja. Los mechones caían sobre su rostro hasta el borde de sus hombros desnudos. Vio sus muslos y notó que seguía temblando, pero ahora el clima polar no se veía como una amenaza. Su abdomen...
Negó con la cabeza y pestañó continua veces para esfumar sus sentimientos carnales y rogó que su manera de verla no fuera un reflejo de sus pensamientos. Si fuera así, nunca podría encontrar una manera correcta de disculparse con ella por verla de una manera tan pervertida.
—¿Podemos...?
Sonaba tímida pero a la vez segura, dejando a Nicolo cada vez más confundido. ¿Será que ella realmente quería hacerlo?
No era que él no quisiera hacerlo —y mucho menos era lo único que buscaba de ella—, solo que no lo había anticipado ese evento tan pronto.
Sasha lentamente buscó la mano de él, esperando una respuesta. Nicolo ya sentía su propia respiración agitada y veía su aliento ante sus ojos.
Segundos después, ya se estaba quitando la playera mientras que ella se posicionaba encima de él.
Un juego de besos comenzaron entre los dos, sedientos por más cercanía. Las manos del rubio viajaban entre los muslos hasta la espalda de Blouse y así, contínuamente. Sasha entrelazaba los brazos en su cuello, y de a ratos, con sus dedos peinaba cuidadosamente el cabello ondulado que tanto adoraba del muchacho.
La única música era la mezcla de los gemidos y del viento de afuera. Ah, y de segundo plano, el celular de Sasha que seguramente eran sus padres llamándola por una explicación que luego los jóvenes pensarían. Pero por ahora, solo se dejaron llevar.
Los vidrios empezaron a empañarse solos.
De pronto, el invierno ya no existía para Sasha y Nicolo.