Dejo caer mis codos sobre la barra de madera pulida. Las dos personas que estaban antes se retiran; no los culpo, debe ser desagradable involucrarse indirectamente con un devorador. Solo me miran a los ojos y salen corriendo. Supongo que el barman necesita el trabajo o está armado. Una vez un chico me había clavado un cuchillo (en vano) en la espalda.
No tengo la culpa, salgo cada noche en busca de comida. Lo que necesito no se vende en un supermercado. Nada puede reemplazar el adictivo chasquido que hacen los huesos en contacto con mis dientes.
Cuando estoy muy hambriento no puedo cazar. Tengo la agilidad de un humano promedio si me dejo estar, como ahora. Uno de mis ojos ha perdido completamente el colo natural y por eso ellos me temen.
Descargué dos vasos de licor, una técnica que me ayuda a mantener la cordura y me prepara para él. Me da culpa sostener su fría mano y verlo sonreí en medio del infierno. Hay días que nos sumergimos más y más en una devastadora convivencia; solo uno sobrevivirá al final.
-Chanyeol, saldremos adelante. Oíste al doctor, aún faltan unos análisis. -Él acarició mi rostro y las dudas se esfumaron y, por la noche, también el hambre.
Una semana antes de la consulta un compañero que estaba infectado se volvió loco y atacó al azar a todo el mundo. Me mordió en la espalda; durante veinticuatro horas nos aislaron en la oficina hasta que las pruebas básicas marcaron "positivo".
No llamé, ni le escribí. La herida había desparecido y no podía llorar, no había lágrimas.
Sus padres me denunciaron, también buscaron internarlo en una clínica para protegerlo. Él no estaba desanimado. No le importaba que el doctor dejara de atenderme o que su familia quisiera asesinarme.
Una noche lo escuché llorar en la cocina; yo me estaba muriendo de hambre, cerré los ojos y le pedí perdón. A la mañana siguiente ya estaba mejor.
En un mes su mano izquierda se hizo fría y él siempre la cubría con un guante de látex negro. Nunca tomaba pastillas, pero comenzó a hacerlo cada mañana y cada noche.
Yo no podía probar un bocado durante las tres comidas del día. No sé en dónde quedan los ahorros de eso. Supongo que se gasta en ropa, porque necesito cubrir las manchas negras que se extienden por mi cuerpo.
-Te ves muy cansado, ve a dormir. -Sus ojos me gustan mucho, porque son tierno, me ven con amor (como nadie lo hace). Esta vez ya no le importa si huelo a alcohol. Supongo que solo quiere verme a salvo, en casa, junto a él.
Cuando lo tengo entre mis brazos me gusta tenerlo abajo, quiero sacudirlo entre las sábanas y saborearlo desde el cuello... Me dijo que no debía morderlo. Antes podía, ahora no. A veces odio más esto que la discriminación (precaución) de los otros.
-No puedes quitarme la camisa, Chanyeol. -Empuja mis manos desde los botones a su cintura, le cuesta un poco porque solo usa la mano derecha-. Es hora de dormir.
Se levanta de la cama y me deja el espacio para que pueda dormir tranquilo. Sé que mis ojos negros (a veces grises) ya no ven a Sehun como antes, pero él me ama como nadie.
-¿Por qué sigues despierto? -Su brazo izquierdo está muerto en su costado, y la mano derecha sostiene un plato-. Volveré más tardes.
Aún recuerdo que nos despidieron a todos, pero a la salida del edificio no había nadie. Algunos gritaron, otros solo callaron y comenzaron a seguirse unos a otros. Nadie quería quedarse solo.
-¡Chanyeol! -Me enderecé cuando llegó corriendo, saltó la valla de seguridad y tomó mi mano. No estaba solo. Sehun estaba ahí, conmigo.
El brazo izquierdo está cerca del corazón. ¿Por qué dejas que devore tu corazón?
-Me gustan las flores del jardín. La vecina solía pedirme algunos brotes. -A él nadie lo esperaba. Mi vida ya no contaba, yo estaba...
Una mañana... o noche, no lo sé, una mancha cubrió la fecha de nuestro aniversario y me consumió hasta el cuello. Después de eso Sehun no dejó que me acercara a un espejo.
Él me sonreía y sus ojos se llenaban de lágrimas. Yo le decía que estaba bien. Estabamos mintiendo demasiado. Y siempre llegaba a la misma conclusión: si el enfermo era yo, ¿por qué Sehun era el que se estaba pudriendo en vida?
Comenzó a marearse; y se desmayó en el jardín. Lo escuché caer, pero no podía despegarme de la cama. Alguien se le acercó para ayudar; sirenas; motores; gritos fuera de la casa; la voz temblorosa de su madre; la puerta que era bloqueada.
Con los ojos cerrados deambulé por la habitación y lo llamé un par de veces (chocaba contra la puerta).
En la cocina flotaba un olor delicioso. Crucé con torpeza la puerta y seguí el aroma.
Utensilios delicados y brillantes reposaban en una bandeja de aluminio. En una conservadora encontré mi tesoro. Fresco, blanco, puro y delicioso.
Con mi estomago llenó desperté sobre la alfombra del comedor. Sehun no estaba y el piso estaba repleto de clavos.
Los devoradores comen lo que sea: carne, grasa, cartílago, huesos... Los que había probado era blando y jugoso. Fui alimentado a migajas para retrasar el final.
En una esquina de la conservadora encontré su anillo. A él le encantaba su anillo, ¿por qué lo dejó? ¿Fueron sus padres?
El señor Oh, que me llamó hijo cuando le pedí tu mano, me apuntó a la cabeza. No contuvo las lágrimas cuando vio nuestro retrato en mis manos; yo tenía manos...
Él iba a destruir en una sola noche todo tu trabajo, Sehun.
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NADIE
FanfictionÉl era lindo. Me hacía sentir único. Reía y sufría conmigo. Pero algo estaba definitivamente mal.